HOT TOPIC Body meets dress
La exposición del MET The Art of In-between nos refresca la idea de Rei Kawakubo sobre el cuerpo y su estética visionaria.
Siempre fue contraria a la idea de lo sexy. Cualquier detalle que relacionara sus creaciones con el body concious se convertía, ipso facto, en idea desterrada. A Rei Kawakubo ( Japón, 1942) le empujaba el estímulo de lo no convencional. Por eso, en 1979, y en esa búsqueda de la novedad, declaró: “He decidido empezar de cero, de la nada, hacer cosas que no se han visto ni hecho antes, pero que tengan una imagen llena de fuerza”. Así, la japonesa inició un camino de creación que no siempre se entendió. Pero cuanto menos se entendía, más sentía que iba por el buen camino.
La ruptura de la norma. Su colección de 1997 sir ve hoy para presentar esa revolución rupturista que ella lideró sin querer. Suzy
Menkes recuerda aquel desfile : “Empecé a sentirme incómoda. A primera vista podría verse una silueta desfigurada. Al shock de la incomprensión le sig uieron una serie de memorias visuales que han durado toda la vida”. De una forma gráfica resumía así la editora la constante en la que se ha convertido Rei Kawakubo para la Historia de la moda. “La ropa podría ser el cuerpo, el cuerpo podría ser la ropa”, decía la diseñadora, que ahora recibe su homenaje en el Metropolitan Museum of Art convertida en la segunda diseñadora viva en recibirlo (el primero fue Yves Saint Laurent en 1983).
Rebeldía y libertad. Su caso no tiene réplica hasta la fecha, aunque muchos han seguido su estela de rebeldía y ruptura con lo establecido. Rei Kawakubo no pretendía liderar una revolución; tampoco busca que sus creaciones lleg uen a la calle convertidas en statement. “Comme des Garçons debería ser lo nuevo, lo inspirador. No es para todos los días. Mi intención no es hacer ropa. Me sentiría muy limitada si mi trabajo se redujera a eso.” Su trabajo, difícil de entender en sentido literal, es imprescindible hoy para explicar los derroteros por los que circula la creatividad de moda, aunque siempre se ha negado a la consideración de artista ( prefiere que la llamen creadora de ropa). No obstante, y aún negándolo para sí misma, sí que ha llegado a aceptar la consideración de moda como arte.
La imperfección como valor.
Del mismo modo que su trabajo no puede aprehenderse sin interpretarse, pero deja que cada uno saque sus conclusiones, Rei Kawakubo siempre ha utilizado los títulos de sus colecciones como acertijos, evitando la obviedad y dejando que el criterio personal sea el que entre en el juego. Así, el cuerpo femenino se rompe, el vacío se impone y la novedad se crea de la nada. Ella pone de manifiesto y utiliza como elementos claves de sus creaciones la idea de la imperfección y la irregularidad y no ha dudado en proponer cuerpos contrahechos, elementos acolchados en zonas inesperadas y volúmenes que sobrepasan la idea de lo humano. Porque nunca ha aceptado el cuerpo como una limitación. Al contrario, abrazar la imperfección y jugar con el gusto –bueno y malo– es su manera de decirle al mundo que no hay que tenerle miedo al cambio.
Desde el 4 de mayo, el MET acogerá esta retrospectiva-homenaje en vida, además de acercar al gran público, sobre la mentalidad única de una mujer que, rompiendo con absolutamente todo, ha sabido crearse a sí misma, orquestando un universo genuino y original. Y es que, detrás de las siluetas poco familiares se esconde una mente maravillosa que ya es Historia.
ABRAZAR LA IMPERFECCIÓN ES SU FORMA DE DECIRLE AL MUNDO QUE NO HAY QUE TENER MIEDO AL CAMBIO
Amigas mujeres, os entiendo. Llegáis a presidentas de comunidad, alcaldesas, gerentes, concejalas, diplomáticas, ministras, abogadas y reinas de España. Y resulta que acaban hablando de vuestro maquillaje, vuestras medidas y vuestra pestaña . Le pasó a Amal Clooney, abogada por los derechos humanos y, sí, esposa de George (va en el nuevo apellido). La revista Time tuiteó : “Amal C. shows off her baby bump at de United Nations”. No, Time, Amal no estaba luciendo barrig uita . Fue a la ONU a denunciar la pasividad ante el genocidio y los atroces crímenes del ISIS. Pero a alg unos medios les pareció más llamativo el bombo que el discurso. Lo mismo, sospecho, ni la escucharon.
El estilismo, el estilo y el maquillaje de una mujer es voluntario. Y sí, el del hombre es un uniforme aburrido y previsible. Por variado, el de la mujer llama más la atención. Es una obviedad. Tal vez por esa razón siempre viste ig ual la reina de Inglaterra o Angela Merkel. El mismo patrón, la misma tela. En una ocasión se puso escote en una cena de gala y le llovieron críticas más allá de Alemania. Como también le caen a un hombre –en menor medida– cuando se pone osado y se calza un botín, un foulard, un cuello mao o unas gafas de montura roja . No nos pasa tanto como a vosotras. Pero nos pasa. Tened en cuenta que el hombre es menos valiente y menos atrevido. Lo audaz se ve todavía demasiado intrépido.
En cambio, vosotras sí tenéis ese poder. Podéis estar en la ONU, en el Reichstag o en los juzgados de Plaza Castilla y cambiar de ropa, de labial o de peinado. A nadie le importa. Y pese a esa libertad que debería ser indomable, soportáis el dictamen y los veredictos de toda la turba machista.
No es la primera vez que sucede, aunque debería ser de las últimas. En medios serios se habla del color del vestido que lució, la altura apropiada del tacón y el vértigo de alg ún escote. Se cuestionan los kilos, el tamaño, el look, el precio, la repetición y el día elegido. El pantalón de Carme Chacón en la Pascua Militar de 2009, la ministra francesa de la vivienda y su vestido de flores azules que generó silbidos entre los diputados o el caso de Amal, una abogada embarazada en la ONU, hablando del genocidio del ISIS son alg unos ejemplos. El discurso pasa a seg undo plano porque la ropa colapsa la portada.
En una gala es normal valorar la ropa, puntuarla y sacar fotos. There’s no business like showbusiness. Aparecen listas de mejor vestidos, desde Quim Gutiérrez, Ryan Gosling , Emma Stone o Miguel Ángel Silvestre. Pero el problema no es ése. El asombro viene cuando una mujer da un paso firme en un discurso político y social ante una asamblea como la ONU, representa a víctimas de violaciones y secuestros, habla de derechos humanos, de temas muy duros y muy serios… y resulta que sólo le miramos la falda, los centímetros de tacón y los meses que lleva de embarazo. Error. Lo que no sabemos es si ese tuit de Time lo escribió un hombre o una mujer. Ése es otro artículo. Otro debate.