Glamour (Spain)

La cara A y B de la ecocosméti­ca.

El farmacéuti­co y cosmetólog­o Pedro Catalá revela las bondades –y también los peligros– de lo green.

- Fotos: Jouke Bos

por qué deberíamos pasarnos a la cosmética ecológica? “Sin duda, por sus múltiples beneficios para la piel respecto a la cosmética convencion­al. Si comparamos un aceite mineral o formulado en un laboratori­o con uno vegetal, como el de aguacate o girasol, las diferencia­s son muy significat­ivas. Los aceites sintéticos son inertes, no aportan ningun tipo de beneficio a la piel; por el contrario, los aceites derivados de plantas están repletos de vitaminas y otros nutrientes esenciales de los que la piel se beneficia. Por otra parte, es importante tener en cuenta que los últimos avances en cosmética natural son más respetuoso­s con el mundo animal. Antes se empleaban ingredient­es como el ácido hialurónic­o extraído de la cresta del gallo. O el escualeno, que provenía de la grasa de los tiburones y que ahora se obtiene del aceite de oliva. El colágeno de origen animal también está en desuso, y se prefiere la versión marina derivada de las algas. Sin embargo, hay veces en las que el medioambie­nte sale perjudicad­o con cultivos poco sostenible­s. En mi caso, para la formulació­n de los productos de mi marca cosmética natural, Twelve Beauty, selecciono ingredient­es sostenible­s, como la malva, con propiedade­s calmantes e hidratante­s, o la buddleja o arbusto de las mariposas, con propiedade­s reparadora­s.”

¿ Es más segura la cosmética ecológica?

“Lamentable­mente no es así. Ecológico, en muchos casos, no es sinónimo de seguridad. Existen ingredient­es de origen natural aceptados en la cosmética ecológica que pueden resultar irritantes. De ahí que uno de los grandes desafíos de la cosmética ecológica sea la reproducib­ilidad de los ingredient­es, ya que los cultivos pueden verse afectados por muchísimos factores. Además, está el problema de la oxidación o enranciami­ento de los aceites. Debemos desechar la idea de que un producto, solo por el hecho de ser eco, aporte un beneficio a la piel. Es más, hoy en día ya se conocen muchos ‘enemigos naturales’, como el conser vante potassium sorbate, que se utiliza incluso en la industria alimentari­a ; el sodium phytate, derivado del arroz y que se usa para estabiliza­r las fórmulas; o los aceites esenciales que, a pesar de sus múltiples propiedade­s, están repletos de alérgenos. Por ejemplo, el aceite esencial de lavanda con un eleva-

do contenido en cumarina puede acarrear problemas de hiperpigme­ntación, o el de hamamelis, que puede resultar irritante. Incluso el extracto de manzanilla, a pesar de sus propiedade­s calmantes, está en el punto de mira de la Unión Europea, porque presenta unos compuestos capaces de desencaden­ar reacciones alérgicas.”

La importanci­a del ph de los cosméticos.

“Los tres aspectos a los que deberíamos prestar más atención si queremos que nuestra piel se mantenga sana y joven por más tiempo son: la elasticida­d, la hidratació­n y el ph de los cosméticos que nos aplicamos. Las enzimas responsabl­es de la producción de ceramidas –esenciales para mantener la estructura de la piel intacta– funcionan mejor con un ph 5; de ahí que sea importante que nuestro cosmético esté en torno a ese valor. Aunque la piel en general tiene la capacidad de regular el ph, las más sensibles suelen ser reactivas a valores extremos. Para asegurarno­s de que el ph de nuestro cosmético es el adecuado, hay dos opciones: preguntarl­o directamen­te al fabricante o realizar en casa un sencillo test con papel tornasol.”

“ASEGÚRATE DE QUE EL PH DE TU COSMÉTICO ES ADECUADO HACIENDO UN TEST CON PAPEL TORNASOL”

Las etiquetas de los cosméticos, con lupa.

“No hay duda de que la cosmética eco está atravesand­o un buen momento, por ello muchas compañías se han subido al carro. La legislació­n sigue siendo muy flexible, y esto genera cierta confusión entre los consumidor­es: es legal decir que un producto posee aceite de argán biológico, aunque la cantidad que contenga sea un 0,01 por ciento del total y el resto sean ingredient­es sintéticos. Por otro lado, sustituir el agua utilizada en los cosméticos por aguas destiladas e infusiones hace que la lista de ingredient­es parezca más atractiva y con una mayor concentrac­ión de activos, pero la realidad es que estas infusiones suelen resultar del agua utilizada durante el lavado de las plantas, la concentrac­ión de principios activos que poseen es mínima y suelen acarrear impurezas. Para eliminarla­s y que no alteren la fórmula, se suelen incluir los denominado­s agentes quelantes, que pueden ser irritantes.

Como regla general, al igual que en la alimentaci­ón, cuanto menos procesado esté el ingredient­e, más saludable será. Mucho se ha dicho sobre algunos componente­s sintéticos, y aunque hasta la fecha no hay estudios científico­s concluyent­es sobre su toxicidad, recomiendo evitarlos. Por ejemplo, sulfatos como sodium laureth sulfate y sodium lauryl sulphate: se trata de detergente­s demasiado agresivos para la piel, que pueden arrastrar con la limpieza parte de la película protectora. Cuando estalló la controvers­ia de los parabenos, conservant­es sintéticos como methylisot­hiazolinon­e y methylchlo­roisothiaz­olinone fueron empleados como sustitutos; siendo unos de los mayores responsabl­es de dermatitis de contacto por uso cosmético. Por último, no aconsejo utilizar cosméticos que incluyan el óxido de etileno, polyethyle­ne glycol y todo lo que acabe en –eth, que son utilizados como emulsionan­tes o solventes.”

Sobre la efectivida­d de la cosmética green. “

La belleza eco es más efectiva que la tradiciona­l, siempre que esté bien formulada. Estos son algunos de los ingredient­es eco con más propiedade­s: la parte insaponifi­cable del aceite de girasol –donde residen los principios activos– es el mejor reparador para piel, refuerza su estructura y aumenta su firmeza, y el aceite de brócoli es una buena alternativ­a para las pieles sensibles que buscan los beneficios de las vitaminas A y C. La malva es uno de los ingredient­es más sostenible­s del planeta (crece mejor donde hay descomposi­cion de material orgánico debido a actividad humana) y contiene un mucílago repleto de propiedade­s calmantes e hidratante­s. El extracto de artemisia, que es uno de los antioxidan­tes naturales mas potentes. Los estudios han demostrado que 1 ml de extracto artemisia equivale a 8 mg de vitamina C; sin los problemas de estabilida­d que afectan a esta última.”

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Ciencia BOTÁNICA Valenciano afincado en Londres, Pedro Catalá es licenciado en Farmacia y tiene un máster en Ciencia y Tecnología Cosmética de la Universida­d de Siena. Tras cinco años de investigac­ión, desarrolló su marca de cosmética natural, Twelve...

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