“ESTABA FUERA DEL SISTEMA Y POR ESO ELEGÍ MATERIAL QUE NO TOCARÍA HOLLYWOOD”
Dice que de pequeño le gustaba formar parte temporalmente de las familias numerosas de sus amigos, esas que tenían al menos cuatro hermanos, porque él era hijo único y no podía experimentarlo. También recuerda que nunca estuvo arraigado a ningún lugar, su padre era viajante y se recorrió la mitad de Estados Unidos: “Cuando era pequeño mi familia se mudó muchas veces. Empezamos en Colorado, donde viví cinco años. Nos mudamos a Chicago, durante dos años; a San Francisco, un año; Connecticut, siete años; Oregón, un par de años, y allí es donde fui al colegio. Siempre he estado moviéndome. Y aún sigo”. Pronto tuvo inquietud artística, y comenzó con la pintura, sus profesores le animaron; hasta que en 1986, con tan solo 25.000 dólares y una cámara de 16 mm, rodó Mala noche, su primer largometraje, experimental, en blanco y negro, y que ya se sumergía en lo que sería su temática recurrente: la homosexualidad, la adolescencia y la pérdida de ideales.
Más de treinta años después, La Casa Encendida presenta la exposición Gus Van Sant, del 22 de junio al 16 de septiembre, la primera retrospectiva en España dedicada a las películas y creaciones artísticas del cineasta estadounidense, icono del cine independiente. Un verdadero viaje multidisciplinario que se divide en distintas secciones y ofrece un recorrido por la fuerza creativa y el particular universo de este director que no ha dejado nunca indiferente con sus trabajos.
De fotogramas a Polaroids. Su estética, quizá influenciada por su ciudad de adopción, Portland (podríamos proclamarla capital indie del mundo, incluso en la actualdiad), estuvo fuertemente marcada por la generación beat y el escritor estadounidense William S. Burroughs. “En los 60 estábamos dominados por la cultura conformista de los 50, incluso cuando intentábamos expresar la nuestra propia, como dominante”, explica echando la vista atrás el director. Un imaginario que la exhibición madrileña no solo muestra a través de sus grandes títulos cinematográficos, como Drugstore Cowboy, Last Days, Elephant, Paranoid Park o Mi Idaho Privado, sino también mediante una extensa selección de sus fotografías Polaroids tomadas durante las sesiones de casting de sus primeras películas (cientos de actores, escritores y personas anónimas posaron para su cámara). Incluso después de haber abandonado su Polaroid a finales de la década de 1990, el realizador siguió haciendo fotografías, especialmente para revistas de moda y diferentes bandas de rock. Importante mención hay que otorgarle a la música, otro pilar fundamental de su creatividad, bien compuesta por él mismo o por bandas como Red Hot Chili Peppers o el músico David Bowie; o como realizador de videoclips. La MTV nunca hubiera sido lo mismo sin sus vídeos de Stone Temple Pilots, Hanson o Candlebox.