L.A. Party inolvidable
Pizza en el Chateau Marmont, conducir por Sunset Boulevard al anochecer, bailar hip hop con la coreógrafa de Rihanna, una fiesta en la casa Goldstein... De Venice a Mulholland Drive, perseguimos nuestra suerte en una escapada para insiders a Los Ángeles.
sta no es una historia sobre el dinero. Es una historia sobre la fortuna. Piensa en algo impagable: las vistas del océano desde un vergel escondido en Pacific Palisades; una fiesta en una casa de los 60 en las colinas de Hollywood; bailar con la coreógrafa de Rihanna; conducir por Sunset Boulevard al atardecer. Solo tú y la radio, con las ventanillas bajadas... Son cosas que el dinero no puede comprar: la fortuna sí.
Paco Rabanne lanza One Million Lucky y Lady Million Lucky, con las que celebra los diez años de su icónica saga olfativa. Las nuevas fragancias se apellidan “suerte” ( lucky). Las descubrimos en una escapada a Los Ángeles junto a los modelos Jordan Barrett y Sophia
Ahrens, embajadores de los perfumes. Él (Australia, 1996) es un bad boy –íntimo de las hermanas Hadid, Marlon Teixeira, Kaia Gerber, Hailey Baldwin y Francisco Lachowski– que consiguió su primer contrato como modelo cuando un scout le descubrió comprando cerillas y cigarrillos con solo 14 años. A pesar de su estilo de vida jet-set, como colega de viaje es tímido y naíf. Ella (Alemania, 1996) nos deja pasmados hablando de asuntos poco frecuentes en conversaciones con modelos, como las social-media diets, la meditación o el consumo consciente. Tomamos el aperitivo en Pacific Palisades; comemos pizza en una suite del Chateau Marmont. GLAMOUR: Los perfumes de Paco Rabanne se llaman One Million y Lady Million. Si pudierais tener un millón de algo, ¿qué elegiríais? SOPHIA: Un millón de momentos de felicidad, o un millón de vidas. JORDAN: Un millón de horas de tiempo. GLAMOUR: Jordan, ¿qué significan tus tatuajes? ¿Cuál fue el primero? JORDAN: El primero me lo hice a los 14 años, en Indonesia. Fue mi primer viaje solo, sin mi familia. Fui con mi novia de entonces, y ambos nos hicimos un tatuaje estúpido. GLAMOUR: ¿ Por qué estúpido? JORDAN: Porque no es de muy buena
calidad, fue una decisión poco meditada, un arrebato. El resto me los he ido haciendo a lo largo de los años, también con amigos. Todos están “emparejados” con el tatuaje de algún colega, y cada uno de ellos tiene su historia. En mi primer viaje a Venice Beach con mi mejor amigo, los dos nos tatuamos lo mismo. En otra ocasión fui al festival de Cannes con un grupo de colegas y una mañana nos escapamos en barco a Barcelona. Nos reímos mucho, parecíamos sacados de una misión especial de James Bond o algo así, así que todos nos tatuamos 007. Todos mis tattoos me recuerdan a aventuras y a los amigos que he tenido a lo largo de mi vida. GLAMOUR: En Instagram presumes de un estilo de vida de jet-set: de Black Rock Desert a Australia, con escalas en Río de Janeiro, Saint-tropez, Manhattan, París, Jamaica... ¿Quién es la persona más interesante que has conocido desde que trabajas en la industria de la moda? JORDAN: He conocido a mucha gente guay. Alana O’herlihy. Es una fotógrafa que se ha convertido en amiga íntima. Es una tía realmente interesante, búscala en Instagram (@Llilmami_lani). GLAMOUR: Sophia, tú sueles compartir fotos buenrollistas con tu hermano. ¿Qué cosas os unen? SOPHIA: Somos muy payasos, nos encanta estar de coña. Darnos besos de esquimal... (ríe). Y a veces sacarnos de quicio. Nos encanta ver pelis, y ambos tenemos gran pasión por la danza.
GLAMOUR: ¿Te marcas límites a la hora de exponer tu vida privada? SOPHIA: Por un lado me da pudor exponerme, pero es la manera de conectar con la gente. Cuando empecé en la moda jamás posteaba nada privado, era un mecanismo para proteger a mi familia. Ahora, si cuelgo una foto de mi hermano, mi hermana o mi perro, lo hago porque me siento orgullosa y quiero compartirlo con todo el mundo. GLAMOUR: ¿ Algún vicio confesable? SOPHIA: Los rollos de canela.
Anochece y cogemos un Uber. Jordan va de copiloto y trastea con la radio hasta que encuentra una emisora en la que suena la Motown. Llegamos a la casa Goldstein, un prodigio de la arquitectura orgánica construida en las colinas de Beverly en 1961. El DJ River Viiperi pincha en la piscina y Tricia Miranda, la coreógrafa de Rihanna, baila subida a unos botines de tacón de aguja. Los gemelos Les Twins se retan en un duelo de hip hop en el Club James, la sala más cool de las colinas. Una tarotista me lee las cartas. Saco el Sol, la Estrella y los Enamorados. Esta es una una historia sobre la fortuna. GLAMOUR: ¿Qué palabra describe mejor este momento de vuestras vidas? SOPHIA Y JORDAN: Lucky.
¿UN MUSEO? LAS VISTAS DESDE EL LETRERO DE HOLLYWOOD”