UNA HISTORIA PARA NO DORMIR
Aseguran que Hereditary da más miedo que El exorcista. Y que Toni Collette sufre como nunca. ¿Lista para tener pesadillas?
En el pasado Festival de Sundance se oyeron gritos, suspiros y algún que otro WTF (léase, What The Fuck). Todo ocurrió durante la proyección de Hereditary, dirigida por el debutante Ari Aster, película que muchos se atreven a comparar ya con El exorcista o The Babadook. El argumento es el siguiente: Annie (Toni Collette) es una galerista, casada y con dos hijos que intenta reponerse de la muerte de su madre, una matriarca autoritaria con problemas mentales. Es entonces cuando se trasladan a vivir a una casa familiar y donde sus dos hijos empezarán a tener comportamientos extraños y paranormales. Además de Collette, podremos disfrutar con las interpretaciones de Gabriel Byrne, que da vida a su marido, y los niños Alex Wolff y Milly Shapiro, capaces de contagiarnos de su miedo con una naturalidad portentosa. Porque si algo queda claro es que esta película va más allá de sustos o casas encantadas. Habla también de cómo una familia se desintegra por motivos inexplicables, convirtiéndose en una especie de tragedia griega de lo más inquietante. Es curioso, porque el caso de Hereditary recuerda a lo ocurrido el año pasado con Déjame salir, una película que parecía una más dentro del circuito de terror y que dio el campanazo y llegó incluso a los Oscar, donde estuvo nominada como mejor película, junto a obras maestras como Los archivos del Pentágono o La forma del agua. Y es que el cine de terror ya no es lo que era y está más de moda que nunca. Solo hay que ver el éxito de Un lugar tranquilo, de John Krasinski, No dormirás, con Belén Rueda, o La monja, que llegará a los cines después del verano. Y quizá gracias a Hereditary veamos a Toni Collette recogiendo más de un premio por una interpretación de la que se hablará mucho. Casi tanto como en su día con la famosa La boda de Muriel.
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