El sueño de la desconexión
¿Te imaginas un verano sin Whatsapp, ni redes sociales ni postureo? De ti depende que sea posible aparcar el estrés digital que tanto daño nos hace el resto del año. Texto: Elena Mandacen
Contestamos dos mensajes de Whatsapp. Publicamos un tuit diciendo lo mucho que nos ha gustado la última película de Michael Fassbender y unos minutos después le damos like a las fotos de una amiga que está en Londres de viaje. No pasa ni media hora y abrimos el correo para ver si hay algún mensaje del banco o del trabajo, no vaya a ser que se termine el mundo y nos pille incomunicadas. Esta secuencia de acciones puede parecer exagerada, pero es el día a día de más de un 60 por ciento de la población española, que vive el boom de las redes sociales como algo habitual en su vida cotidiana. Por eso ahora, con el inicio de las vacaciones, podemos proponernos algo tan fácil a la vez que difícil como es la desconexión digital. En una palabra, decir adiós –bueno, mejor hasta luego– a los mensajes no urgentes de WhatsApp, a la obsesión por colgar en las redes sociales todo lo que hacemos o simplemente no dedicando más de una hora al móvil. ¿Crees que podrás conseguirlo?
Uso en lugar de abuso. Arantza Pérez Mijares, psicóloga y experta de Doctoralia.es, cree que hay que plantearse desengancharse como una medida de salud. “Comemos mirando el móvil, viajamos mirando el móvil, siempre lo llevamos en el bolso y lo miramos cada cierto tiempo. Podemos, para comenzar, establecer momentos en los que se puede o no utilizar el móvil para que sea eso: un uso en lugar de un abuso. Sería aconsejable dejarlos en casa si vamos a la playa o a pasear, y establecer unos momentos en los que podemos usarlos, y que no deberían coincidir con las horas de las comidas para fomentar una buena conversación. También es una buena práctica dejar los móviles cargando en el salón, por la noche, y no llevarlos al dormitorio.” A priori, parece fácil, pero la realidad es bien distinta, ya que en la mayoría de los casos no somos conscientes del nivel de adicción que tenemos. Solo tienes que preguntar a tu pareja o amigos y seguramente te dirán que pueden prescindir del móvil cuando quieran.
Controlar la adicción digital. Pero por desgracia no es así. La adicción digital, ya sea respecto a un móvil, tableta u otro dispositivo electrónico, crea las mismas conexiones
cerebrales que los opiáceos, generando soledad, aislamiento y depresión, según un estudio llevado a cabo por científicos de la Universidad Estatal de San Francisco y que recoge la revista Neuroregulation. Pero no todo es negativo. De la misma forma en que podemos entrenarnos para comer menos azúcar, por ejemplo, también podemos tomar las riendas y entrenarnos para ser menos adictos a nuestros dispositivos. El conocido como síndrome de Diógenes digital, ese que se basa en la acumulación de material multimedia, desde correos electrónicos, newsletters o descargas de apps, es en cierto modo responsable de nuestro enganche digital. A medida que los teléfonos aumentan su capacidad de almacenamiento, también crece nuestro afán por guardar apps sin preocuparnos de borrarlas una vez que ya no las necesitamos o incluso cuando hemos constatado su ineficacia. Por si te queda alguna duda, y según datos de la firma de análisis App Annie, actualmente en cada dispositivo móvil hay instaladas una media de 80 apps, de las cuales se usan unas 40 al mes y tan solo unas 10 al día. Según explica Arantza Pérez Mijares, “no hay marcha atrás en cuanto al uso de esta tecnología, estas aplicaciones y las que vendrán. Pero esto no es nuevo: cada nueva tecnología supone un cambio de paradigma en la forma en la que hacemos algo y, por tanto, una pequeña revolución a la que tendremos que adaptarnos. Lo que ha pasado ahora nos está sobrepasando un poco, van demasiado rápido y nos ha pillado un poco despistados”.
Y en mi trabajo... ¿qué? Lo cierto es que las empresas tampoco nos lo ponen fácil. Según datos de la consultora Infojobs, solo un 28 por ciento reconoce que tiene políticas de desconexión, mientras que únicamente el 15 por ciento de los empleados afirma que la empresa en la que trabaja cuenta con alguna política de este tipo. “Cuando preguntamos a la gente si estaría a favor de que la empresa aplicara una ley de desconexión digital, la respuesta es bastante unánime: 3 de cada 4 están a favor. No observamos diferencias significativas en relación con el sexo, pero sí con la edad. En concreto, el grupo de 25 a 34 años es el que afirma con mayor rotundidad (81 por ciento) que estaría a favor de esta ley, mientras que los más jóvenes (menores de 24 años) se muestran favorables en menor medida (71 por ciento). Eso sí, el nivel de aceptación también es distinto en función del nivel laboral, y solo el 55 por ciento de los directivos, CEO y consejos de administración está a favor de la existencia de una ley de este tipo”, explican desde Infojobs. Aunque la mayoría de las personas conoce perfectamente los efectos de estar enganchados al móvil, algunos expertos consideran importante que la sociedad lo sepa para que así se tomen medidas. “Considero esencial tener formación e información sobre los beneficios de la tecnología, pero también de sus peligros potenciales, como el hecho de vivir virtualmente, centrados en intentar a toda costa obtener un like como medida de nuestra felicidad. La felicidad no reside en el hecho de que los demás piensen que lo soy –a tenor de las imágenes que cuelgo en Instagram–, sino en el hecho de acercarme todo lo que pueda a mi ideal de vida, a una coherencia entre lo que pienso y lo que hago”, afirma nuestra psicóloga.
Desconectada, ¿ y más feliz? Los beneficios de la desconexión digital existen y, por eso, es necesario que los conozcas. “Para empezar, bajan mucho los niveles de ansiedad y estrés que someten a nuestro cuerpo a un gran sufrimiento desde el punto de vista físico y emocional. De esa forma conseguiremos descansar mejor, centrarnos más en lo que estamos haciendo y disfrutar plenamente de los momentos que vivimos. Una vida más desconectada supone una vida más consciente. A medida que voy tomando consciencia de mi vida, de las personas que me rodean y de mi entorno sucede que mi horizonte se amplía, percibo más cosas y tengo más herramientas para potenciar mi autoestima y, por tanto, para ser más feliz”, explica Arantza Pérez Mijares. Además, ¿no te has planteado que tu verano dará más de sí si no te pasas las 24 horas colgada del móvil? ¿Y que incluso se te hará más ameno y divertido? Ahí tienes a Andrea, de 29 años, que hace dos años decidió eliminar sus perfiles en redes sociales y limitarse el tiempo que dedicaría a su móvil. “Llegó un momento en el que me sentía vacía, estaba más pendiente de los demás, del qué dirán, que de mí misma, y me di cuenta de que sería mucho más feliz recuperando mi intimidad. Reconozco que fue complicado, casi como ponerme a dieta (risas), pero una vez hecho no me arrepiento de nada, porque ahora solo comparto aquello que quiero y con la gente que deseo, y si puede ser tomando un café con vistas al mar, mucho mejor.”