Orgullosa de ser yo
La cofundadora de la revista Magles, Celina Koekenbier, nos relata cómo fue su salida del armario, y celebramos con sus palabras el Día del Orgullo Gay.
Recuerdo que hace casi ya 10 años salí de la consulta de mi psicóloga. Caminando por las calles de Barcelona me sentí liberada con la determinación que había tomado. Decidí ir a la psicóloga porque, aun teniendo todo, no era feliz. Tenía un novio encantador, no me faltaba trabajo ni dinero, era diseñadora gráfica y tenía trabajo suficiente. El tema sexual siempre había sido un tema complicado en mi vida, pero estaba convencida de que era algo que fallaba en mí. Mi psicóloga y yo llegamos a la conclusión de que necesitaba un momento para mí misma. Buscarme un piso para mí sola. “Y, sobre todo, nada de hombres. De momento”, me dijo. No, nada de compañía, solo yo. Ahora sé por qué esa idea me sentó tan bien. Era como si me hubiera quitado un peso de encima. Busqué un pequeño piso en el centro de Barcelona. No medía ni 30 m2, pero tenía una terraza que medía lo mismo. Y allí estaba yo, la guiri más molona del mundo mundial, pero más sola que Adán el Día de la Madre. Un buen día tuve la genial idea de hacerme una cuenta en una web de contactos. Puse que era una mujer y que buscaba una mujer. Lo hice simplemente por jugar. Se lo comenté a mi madre por Skype, nos reímos. Me preguntó si no me daba apuro la idea de acostarme con una mujer, y le contesté que no más que acostarme con un hombre.