Fiesta en el Attico
Decadente, luminoso y sofisticado. Así es el apartamento milanés en el que Giorgia y Gilda celebraron su última colección.
Sonaban los Klaxons a todo trapo en el apartamento milanés que Giorgia Tordini y Gilda Ambrosio eligieron para mostrar su colección de invierno, una serie de piezas que continúan manteniéndose fieles al estilo que las encumbró y que se sitúan a medio camino entre la vulgaridad sofisticada y el sexy italiano de las mujeres de las películas de Visconti o Antonioni. El escenario, decadente, de espíritu modernista y profusamente ornamentado, casaba con infinitos kimonos de terciopelo, mini vestidos de lamé metalizado, zapatos con adornos de marabú y paillettes ultrabrillantes, tanto que resultaba complicado establecer el límite. ¿ Dónde empieza el tapizado de la butaca danesa de los años 50 y dónde acaba el vestido de inspiración años 20 en suave terciopelo verde lima?
Las que fueran estrellas del street style convertidas ahora en directoras creativas de una de las marcas de la década, hicieron muy bien lo que mejor saben hacer: recrear el ambiente de la dolce vita italiana a través de sus creaciones, sí, pero también a través del espacio en el que mostrarlas. En el print de cebra de algunas de sus butacas, en los perros de cerámica decorativos, en las lámparas de inspiración de los años 50 y 60, en la biblioteca, en los muebles lacados de estilo oriental y en los sofás tapizados de cuero y terciopelo reside la esencia de Attico, probablemente una de las etiquetas más personales de los últimos años.
En la atmósfera de aquel apartamento del centro milanés –repleto de gente guapa y bien vestida–, se respiraba el alma verdadera de la vida de estas dos jóvenes estrellas italianas, el espíritu festivo de sus celebraciones, su esencia viajera y su gusto por ciudades de la vieja Europa como París o Milán,
pero también por el bullicio tecnológico de Tokio. Gilda y Giorgia son el dream team con el que todo el mundo sueña y al que todos quieren imitar; sus fotos en Instagram cosechan miles de likes y dibujan el lifestyle más inspirador. Ellas conocen, mucho mejor que nadie, el camino que hay que recorrer para que un vestido adquiera inmediatamente la categoría de deseable, y que todavía lo sea más en el contexto de un espacio exquisitamente decorado e inmerso en un ambiente festivo. Porque aquella tarde, Milán era una fiesta.