Glamour (Spain)

LOOMIA MÁS QUE ROPA INTELIGENT­E

OLVIDA TODO LO QUE SABÍAS SOBRE LOS WEARABLES. LA PROPUESTA DE LOOMIA LLEGA PARA CAMBIARLO TODO, GRACIAS A SU REVOLUCION­ARIO TEJIDO HIGH TECH.

- POR: ELEANOR PEAKE

LOOMIA quiere dar a tu ropa un makeover invisible de alta tecnología. La startup con sede en Brooklyn ha desarrolla­do un material que, cuando lo conectas a unos sensores, puede lograr que tu chaqueta emita luz o que tus botas se calienten en invierno. Sus capas electrónic­as son de aspecto y textura similares al nailon y pueden coserse a las prendas con la misma facilidad que una etiqueta. Hasta ahora se ha empleado en prototipos de marcas como Calvin Klein o The North Face. “Estas capas electrónic­as son, en realidad, placas de circuitos que se pueden drapear, doblar y estirar”, explica Madison Maxey fundadora y CEO de la firma de tejidos inteligent­es, LOOMIA.

Antes de empezar este proyecto, Maxey era la principal modista de una sastrería francesa. En 2013, a los 25 años, ganó la beca Thiel para realizar avances en los campos de la moda y el textil, poco después fundó su propio estudio, The Crated. Fue un año después, durante una residencia como artista en la compañía de software Autodesk, cuando empezó a experiment­ar con la tinta conductiva. La tinta conductiva conecta circuitos sin la necesidad de cables. Hasta entonces, la mayoría de las soluciones de tinta eran rígidas, lo que complicaba la posibilida­d de adherir un circuito directamen­te a la ropa, aunque era posible, habría hecho la ropa demasiado pesada. Maxey inventó una formula a partir de metal con la consistenc­ia de una Spandex, lo que se convirtió en la base de sus capas electrónic­as. Al añadir un calentador resistivo al circuito, pudo construir un tejido que se autocalien­ta, conectado a una batería tan ligera como una etiqueta que puede llegar a mantenerlo cargado durante dos años.

En 2016, Maxey transformó The Crated en LOOMIA y contrató a su amiga de toda la vida, Janett Liriano, como CEO. Las dos se dieron cuenta pronto de que las capas electrónic­as podían hacer algo más que reaccionar ante el entorno: podrían utilizarse para almacenar informació­n. “Probableme­nte no exista mejor forma de controlar tus movimiento­s que usando tu propia ropa,” afirma Liriano. Pero la firma no siempre estuvo interesada en desarrolla­r wearables estilo Fitbit y los problemas de seguridad y privacidad en torno al almacenami­ento de informació­n personal incomodaba a Maxey y a Liriano. “Pensamos que era mejor no guardar nada y en cambio pensar en un buen plan de almacenami­ento, controlado por el propio usuario”, dice Maxey. Empezaron a investigar servicios de almacenami­ento en nubes descentral­izadas como Storj (donde la informació­n sigue siendo privada y está encriptada) y encontrar una manera de que los usuarios vendan su propia informació­n sin involucrar a intermedia­rios. “La gente sabe que las empresas están ganando dinero a su costa gracias a la informació­n que recopilan”, dice Liriano. “Los con- sumidores quieren tener el control de sus propios datos, no que lo tenga una gran compañía.” Su solución es LOOMIA TILE, un dispositiv­o que puede coserse a las costuras de la ropa y conectar con sensores para almacenar informació­n mientras uno lleva puesta la ropa. "Gracias a la etiqueta y a sus sensores, sabemos si se está moviendo la chaqueta, la temperatur­a que hace o las veces que lo has usado este mes”, dice Liriano. Este tipo de informació­n podría ser muy interesant­e para las marcas de moda. Entender con cuanta asiduidad visten o lavan sus prendas, por ejemplo, podría ayudar a predecir la demanda. "Ahora las marcas tienen las posibilida­d de recibir un verdadero feedback, algo que durante décadas necesitó hacer focus groups o encuestas", dice Liriano. Para compartir la informació­n, los usuarios escanean el TILE con su teléfono y envían informació­n a Storj. Las marcas pueden pagar a los usuarios por su informació­n en la criptomone­da de LOOMIA, creada en la cadena de bloques de Ethereum, y los usuarios pueden usar las fichas para comprar bienes a través de la aplicación de TILE. La compañía tuvo su primera venta exitosa en criptomone­das en mayo de 2017, actualment­e TILE está en fase de prototipo y se espera que empiece a producirse en verano.

Mientras tanto, la startup continúa colaborand­o con marcas de moda para integrar su tejido inteligent­e en sus productos. Tienen varios retos, dice Liriano (enseñar a las costureras a conectar los circuitos eléctricos les llevará un tiempo), pero espera ver el material en productos de consumo diario en los próximos tres años. “La tecnología debería ser como la naturaleza”, dice. “Extremadam­ente funcional y en constante actividad sin que te des cuenta.”

Ahora el consumidor quiere tener el control de sus datos, no que los tenga una compañía

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