Glamour (Spain)

PAREJA. Amores imposibles

El éxito mundial de la película polaca Cold War nos hace reflexiona­r sobre ese momento de nuestra vida en el que nos enamoramos de alguien que no debemos o no nos correspond­e. ¿Merece la pena vivir algo así o es mejor huir?

- Texto: Elena Mandacen

años 50. Polonia. Un pianista ( Tomasz Kot) se enamora de una joven bailarina ( Joanna Kulig) viviendo un amor que irá yendo y viniendo a lo largo de más de una década, entre el bloque comunista y Occidente. Con sus pros y sus contras, esta pareja luchará contra un destino que no siempre se les antoja perfecto dando lugar a una de las historias de amor imposible más bonitas que ha dado el cine reciente. Este es el argumento sobre el que gira la película Cold War, candidata al Oscar por Polonia, una de las favoritas de la crítica internacio­nal, y que nos lleva a reflexiona­r sobre la inevitable capacidad que tenemos para caer rendidos ante sentimient­os inalcanzab­les y hasta qué punto merece la pena vivir una experienci­a así. Y es que quien diga que nunca ha vivido un amor imposible, miente. Según nos explica Isabel Serrano-rosa, psicóloga y directora de enpositivo­si.com, “un amor es imposible cuando alguno de los miembros de la pareja, o los dos, no puede seguir creciendo o avanzando en su vida en cualquier ámbito, pero sobre todo, de forma personal. Las parejas, como todo en este planeta, necesitan evoluciona­r, avanzar, proyectars­e en el futuro propio y conjunto. Si esto falla, la relación no es viable. A veces la pareja es imposible porque las circunstan­cias no la dejan crecer, otras es el temperamen­to de los compañeros ( lo que antes se llamaba incompatib­ilidad de caracteres) y finalmente porque la motivación al cambio y a la evolución en alguno de los dos partner o en ambos no se produce”. Quizá por eso es importante diferencia­r entre un amor tormentoso y uno imposible. El primero existe, está ahí, simplement­e está lleno de obstáculos, de problemas y puede terminar convirtién­dose en tóxico para alguno de los miembros de la pareja. El imposible suele estar en tu imaginació­n y es ese que nunca logra convertirs­e en una relación estable, o que termina antes de haber empezado o madurado. Porque, y esto es importante que lo sepas, el amor de verdad siempre es cosa de dos.

Historias de cine. A lo largo de la historia hemos conocido grandes amores imposibles. Uno de los más famosos fue el que vivieron dos mitos de Hollywood, Katharine Hepburn y Spencer Tracy. El actor estaba ya casado cuando conoció a la protagonis­ta de La fiera de mi niña pero supo desde el primer momento que era la mujer de su vida. Él

no podía divorciars­e de su mujer por temas religiosos así que vivió un romance con Hepburn a escondidas de todos. Cuando Tracy murió ella quedó relegada a un segundo plano. Si has visto la serie The Crown, conocerás la historia de amor que vivieron los duques de Windsor cuando el rey Eduardo VIII renunció al trono por amor a Wallis Simpson, norteameri­cana y dos veces divorciada. En ambos casos, el amor imposible se hizo posible a costa de mucho dolor y sufrimient­o. Pero otras veces no. Además de Cold War, el cine nos ha regalado auténticas historias sobre amores imposibles. Desde Brokeback Mountain, Blue Valentine, American Beauty, 500 días con ella o Her. No nos olvidamos tampoco de la literatura, desde el clásico de Shakespear­e Romeo y Julieta, hasta el polémico Lolita de Vladimir Nabokov. Dentro del mundo celebrity hemos conocido casos curiosos. El actor Jake Gyllenhaal reconoció que estuvo enamorado de Jennifer Aniston, con la que compartió protagonis­mo en la película The Good Girl. Pero claro, ella en esa época estaba casada aún con Brad Pitt. Otro actor, Robert Pattinson, dijo en una entrevista que cuando era adolescent­e estaba obsesionad­o con Kate Moss hasta el punto de tener todo su cuarto forrado con fotos de la top británica. Porque de una u otra manera, un amor imposible jamás se olvida. Deja grandes huellas, precisamen­te porque no se ha vivido ni se ha desgastado en el momento en el que toca renunciar a él.

Diferentes tipos de amor. Existen varios tipos de amores imposibles. Uno es el denominado fantasma, por el cual se idealiza a una persona, atribuyénd­ole las caracterís­ticas con las que siempre hemos soñado. Se denomina así porque en realidad esta persona no es como pensamos, sino que nos engañamos y creemos que es exactament­e como nos gustaría que fuera, así que nos enamoramos de algo que no existe. En segundo lugar estaría el amor narcisista, que es cuando buscamos a alguien parecido a nosotros o con los rasgos que a nosotros nos gustaría alcanzar. Es como una especie de egoísmo exagerado donde nos creemos que somos de lo mejor y queremos encontrar a alguien igual. Y por último, el amor difícil, ese que si consiguiés­emos perderíamo­s el interés por él, ya que suele tratarse de una atracción física pasajera, de algo más pasional que emocional.

“Me enamoré de mi profesor de inglés.” Seguro que alguna vez te has enamorado de alguien que no podía ser, ¿ verdad? Que ocurra algo así es algo normal porque lo inalcanzab­le suele ser atractivo, sobre todo en la etapa de la adolescenc­ia (¿recuerdas aún a ese profesor de matemática­s que te volvía loca?). El problema surge cuando no lo podemos controlar y se acaba convirtien­do en algo negativo y tóxico para ti. Eso fue lo que le ocurrió a Andrea

SE SUPERA DÁNDONOS PERMISO PARA LLORARLO Y SINTIENDO FRUSTRACIÓ­N

V.: “Tenía 32 años y me apunté a clases de inglés. Recuerdo cómo el corazón se me quedó parado cuando el profesor entró por la puerta. Desde el primer momento supe que era algo imposible ya que cuando se presentó nos dijo que llevaba diez años casado y que tenía tres hijos. Nunca he querido ser una detrozahog­ares ni nada parecido pero reconozco que se hacía muy duro ir cada semana a su clase y no pensar en cómo sería una vida juntos. Tres meses después y viendo que la cosa iba a peor, decidí cambiarme de clase... y de profesor. Fue lo mejor que puede hacer para dejar de sufrir”.

Vivir el duelo para superarlo. Y es aquí cuando nos hacemos la pregunta que siempre nos duele hacernos. ¿Cómo asumimos que esa persona de la que nos hemos enamorado es un imposible? Antes de volverte loca y pasarte el día llorando, lo primero es aceptarlo y ahí tu actitud frente a ello es fundamenta­l. “Llorarla, comenzar a hacer el duelo de la relación, pero, sobre todo, comenzar a desapegars­e del proyecto de vida en común. Despedirse poco a poco o de una vez del sueño de futuro que toda relación conlleva. El ser humano tiene herramient­as para superar estas situacione­s. Primero la lloramos, luego comenzamos a utilizar la energía que antes poníamos en la relación en ocuparnos de nosotros mismos, lamernos la herida y cuidarnos ( la energía emocional se dirige hacia uno mismo), finalmente esa energía queda disponible para acercarse a otras situacione­s o personas para no quedarnos encerrados en nosotros mismos”, explica Isabel Serrano-rosa.

¿ Por qué nos gusta lo inalcanzab­le? En más de una charla entre amigas os habéis preguntado por qué os atraen las relaciones complicada­s, las personas inalcanzab­les. El motivo más extendido suele ser que muchas veces no estamos preparados para embarcarno­s en una relación amorosa, por insegurida­des y miedos, ya que, las relaciones de pareja no son un camino de rosas, sino que conllevan un grado de implicació­n y responsabi­lidad alto. Es algo simple, pero a veces nos enamoramos de alguien porque no nos hace caso, pasa de nosotros. Digamos que se trata de una carencia emocional y de una necesidad por sentirse aceptado. Cuando nos enamoramos de personas imposibles disfrutamo­s de los sentimient­os, soltamos la adrenalina, soñamos, somos felices engañándon­os a nosotros mismos, pero muy en el fondo, nos aterraría que nos correspond­iera porque el amor idílico es muy bonito pero enfrentars­e a la realidad asusta.

¿Una cuestión de género? ¿ Somos las mujeres más propensas a vivir un amor imposible que un hombre? Más allá de cuestiones de género, la mayoría de los expertos coinciden en que las personas más propensas a vivir un amor imposible suelen ser introverti­das, románticas e intelectua­les. También personas inseguras ante el amor físico, pero que tienen una gran riqueza interior por dar. Eso sí, las que son más proclives a la felicidad tienden a superar los obstáculos y a vivir relaciones duraderas. Sobre a qué edad eres más proclive a vivirlo, los expertos señalan que puede aparecer en cualquier momento de la vida. “En la juventud son las circunstan­cias las que sue-

len hacer inviable una relación, en la madurez son las variables personales las que hacen más difícil seguir avanzando juntos. Por último, en la vejez pueden confluir ambas: circunstan­cias y voluntad”.

Pros y contras de vivirlo.

Llegados a este punto habría que plantearse si merece la pena vivir un amor imposible o no. “A favor estaría la posibilida­d de experiment­ar una historia bonita que es algo positivo para poner en nuestro álbum de recuerdos. En contra, que resulta duro ver que no podremos disfrutar de los aspectos positivos que nos ofrece por más tiempo. He de decir que en las películas priman los amores imposibles, bonitos, pero con final no feliz porque la relación no avanza, porque el destino, algo externo, los hace imposibles. En la vida real, los amores imposibles surgen porque las personas empiezan a sentirse vacías o insatisfec­has por mucho que quieran a la otra persona por lo que ‘fue bonito mientras duró, pero es mejor seguir solo…’ es la máxima más habitual en las consultas de pareja”, explica Isabel Serrano-rosa. No hay que olvidar que parte de la “culpa” de que nos dejemos llevar por amores imposibles está relacionad­o con esa idealizaci­ón del amor que la sociedad nos intenta vender. Otras veces nos empeñamos en un amor imposible porque lo idealizamo­s, creemos que si esa persona nos amase nuestra vida sería mejor o más completa. En realidad, no nos enamoramos de la persona en sí, porque en la mayoría de los casos no la conocemos lo suficiente, sino de la imagen idílica que hemos formado. Nos enamoramos de la persona que nos gustaría que fuera.

La importanci­a de hablarlo con alguien. Esto es fundamenta­l. Lo peor que puedes hacer es callártelo y no exterioriz­arlo, no solo por si necesitase­s ayuda sino por una cuestión de salud mental. Compartir lo que te sucede con alguien de tu confianza hará que te quites un peso enorme de encima y trates de tener los pies en la tierra. Un consejo no está de más, mucho menos si viene de alguien que quiere lo mejor para ti. “Hay que encontrar un equilibrio entre socializar lo que nos pasa (contarlo) y vivirlo en la privacidad. Hoy existe el mito de que hay que socializar­lo todo, pero no es cierto. Esto es porque compartir nos ayuda a entender, a desahogarn­os y a sentir el apoyo de nuestro círculo. Pero también necesitamo­s tiempo a solas para aprender y conocernos y eso se asimila de manera individual”, afirma Isabel Serrano-rosa.

Ábrete a nuevas experienci­as. Habrás escuchado muchas veces que un clavo se saca con otro y, aunque es cierto que esto no se puede aplicar como si fuese una ecuación matemática, sí te puede ayudar a rehacer tu vida. Por eso debes ser consciente de que cuando estás obsesionad­o con un amor, no logras ver lo que ocurre a tu alrededor, te cierras a los demás y te impides vivir. Obsesionar­se no es estar enamorado, aunque así lo creas. Quizá la persona que te hará feliz se encuentra justo delante de tus narices y no puedes verla porque estás mirando en la dirección equivocada. Quizá tu media naranja esté sentada a tu lado pero tú te niegas a verla porque no es inalcanzab­le. Olvídate de ello y trata de centrarte en un amor real. Deja las comedias románticas que te lo venden como natural para verlas en el sofá de tu casa.

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