LA PAUSA HACE REFERENCIA A LA VILLA DE VERANO DE COCO EN LA RIVIERA FRANCESA

“¿Qué habrá hecho esta vez?”, se preguntaban los invitados en las puertas del Grand Palais... En su enésima carambola por dejarnos con la boca abierta, Karl Lagerfeld vuelve a la historia vital de la diseñadora para hablarnos del amor que le tenía al mar y a las travesías en barco. El duque de Westmister poseía dos, Flying Cloud y Cutty Sark, y viajando en uno de ellos conoció La Pausa, la villa de veraneo en la Riviera francesa de la que Gabrielle se enamoró y que el duque de Westmister no dudó en regalarle. Chanel la convirtió en su refugio y lugar de encuentro con artistas de la época como Picasso, Dalí, Stravinski, Jean Cocteau o Visconti. Haciendo referencia a ella, el alemán mandó construir un gran trasatlántico al que llamó por el mismo nombre y que funcionó como escenario para esta esperada colección mid season.

Una colección con sello propio. Las claves de la colección se mueven en torno a los bestsellers de la maison, fiel al tweed, a los trajes de chaqueta y los jerséis de punto, pero remasterizado y reinterpretado para un viaje en barco muy especial en el que los vestidos son cortísimos y las cenas con el capitán Lagerfeld se desarrollan entre chifón, vestidos midi, brillantes lentejuelas y hombros redondeados. El clásico estampado de rayas navy es un hilo conductor que comienza en los looks sport y termina con las salidas de noche. Asimismo, el PVC es tratado esta vez como tejido de costura, enriquecido con plumas en su interior y labrado de perlas que hacen las veces de botones con el logo de Chanel grabado. Los accesorios no hacen más que subrayar el concepto marinero de la colección, plagado de guiños a La Pausa y situando el término chic en alta mar. Broches con forma de sello con el perfil de la diseñadora, sombreritos provenzales y flotadores salvavidas ponen la nota divertida de los looks. Queda un poco lejos el tiempo en el que las medias blancas tenían un espacio en el armario, pero no hay nada que se resista a la varita mágica del káiser. Tras el desfile, los invitados fueron testigos directos de que La Pausa era algo más que un decorado, siendo invitados a subir a disfrutar de una fiesta en cubierta. ¡ Listos para zarpar!