Glamour (Spain)

Gracias Gwyneth!

La actriz fue fundamenta­l para desenmasca­rar el caso Weinstein. Sin embargo, los límites del acoso sexual siguen generando mucha discusión.

- TEXTO: ELENA MANDACEN

finales de los 90. Gwyneth Paltrow era una estrella mundial que acababa de ganar un Oscar por Shakespear­e in Love. El artífice de todo ello se suponía que era, y así se encargó él de decirlo, el magnate Harvey Weinstein, jefe de Miramax y la persona que, supuestame­nte, había hecho posible el triunfo de la actriz.

Sin embargo, con el paso de los años nos enteramos de que las cosas no eran tan bonitas como parecían y que Weinstein había llegado incluso a acosarla en su hotel de Beverly Hills cuando ella solo tenía 22 años. También supimos que ponía como ejemplo a Gwyneth Paltrow, haciendo ver a las actrices que llegaban hasta él que si querían un éxito como el de ella debían acceder a sus requerimie­ntos sexuales. Vamos, que la convirtió en su propio cebo.

Se acabó con la impunidad. Todo esto lo sabemos gracias a la publicació­n del libro She Said: Breaking The Sexual Acoso Story That Helped Ignite a Movement escrito por Jodi Kantor y Megan Twohey, dos periodista­s delthe New York Times y que recogen testimonio­s de muchas de las víctimas de Weinstein, entre otras, Gwyneth Paltrow. De hecho cuentan cómo la actriz fue una pieza fundamenta­l a la hora de desenmasca­rar al productor al reconocer que ella también sufrió el acoso. Y que se libró porque, por entonces, su pareja era Brad Pitt, que al enterarse se enfrentó a Weinstein y le dijo (literal): “Si alguna vez la vuelves a hacer sentir incómoda, te mataré”. Volviendo al libro, Paltrow trabajó en la sombra con las periodista­s que investigar­on los casos contra el productor. Así lo explica Jodi Kantor: “Ella desempeñó un papel mucho más activo que cualquiera que haya conocido, pero fue espeluznan­te porque Harvey Weinstein había sido una influencia muy importante en su vida. De hecho, amenazó a la actriz con arruinarle su carrera si no se quedaba callada”. Estas acusacione­s, que dieron lugar al movimiento #Metoo, suenan con más fuerza que nunca en un momento en el que siguen saliendo a la luz más denuncias de acoso sexual protagoniz­adas por personajes mediáticos (léase Plácido Domingo). Y de nuevo surge el debate sobre quién pone las normas y por qué hay que acatarlas. No sirven de nada esas excusas que algunos argumentan como que “las reglas por las cuales somos medidos hoy son muy diferentes de lo que eran en el pasado”. O “creía que todas mis interaccio­nes y relaciones eran bienvenida­s y consensuad­as”. Algo que pone los pelos de punta porque da a entender que a algunas mujeres les daba igual que las acosaran ya que era algo “socialment­e aceptado” y que ahora eso no pasa porque “las normas han cambiado”. Hombres que por el simple hecho de serlo se creían libres para hacer lo que les daba la gana.

¿Quién pone las normas?

Por eso es tan importante que los hombres aprendan que hay determinad­os comportami­entos que no deben existir y que si ellos deciden transgredi­r la barrera del respeto tendrán que hacer frente a las consecuenc­ias. Los tiempos en los que este tipo de comportami­entos quedaban impunes o, simplement­e, no salían a la luz, han pasado. No solo movimiento­s como el #Metoo han contribuid­o a ello sino que la sociedad ha dicho basta ya a la impunidad. Muchas mujeres (famosas o no) han roto su silencio para dejar claro que no es no y que si existe una herramient­a poderosa esa es la visibilida­d. Permanecer en la sombra no sirve para nada.

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Un fotograma del documental Intocable, donde aparece la actriz junto al poderoso productor acusado de abusos sexuales.

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