Copenhague

¿qué pasa en Copenhague y por qué vivís allí las chicas con más estilo del mundo?

Pasan tantas cosas en Copenhague que deambular tres o cuatro días por la ciudad danesa que más influencers por metro cuadrado tiene (Thora Valdimars y Jeanette Madsen, Emili Sandlev, Pernille Teisbaek...) es hacerse un curso intensivo de diseño. Con un tamaño 30 veces menor que Nueva York, la ciudad de los canales del norte de Europa y casa de la Sirenita que menos expectativas ha cumplido por su reducido tamaño, es sin embargo ese punto mágico y luminoso en el mapa que bombea como un corazón acelerado y muy vivo en el que confluyen las últimas tendencias de moda, arquitectura y gastronomía. Pum, pum. Pum, pum. Pum, pum. La belleza fluye por todas las arterias. Todo pasa y se lleva allí antes que en el sur de Europa. El oxígeno llega a todos los rincones en los que sentarse a contemplar, ver pasar bicicletas, carritos de bebés. Madres jóvenes con niños. Gente guapa. Hacer planes en la capital danesa pasa por abrazar el hedonismo, reservar mesa en la cafetería que regenta Frederik Bille Brahe, esposo de la modelo Caroline Brasch, y dedicarle tiempo y ganas a la tostada con aguacate más suculenta (y cara) que hayas tomado jamás. A Atelier September, como a casi cualquier lugar del mundo, es mejor ir sin las prisas que atosigan al turista, con hambre y si es envuelta en un vestido voluminoso con finos lazos cerrando la espalda como los de Cecilie Bahnsen, y como el que llevó la top el día de su boda haciéndonos soñar sobre los canales de la ciudad en 2018, la digestión seguro que es mejor, al menos, más placentera, y por supuesto, elegante. Lo mismo sucede si la entrada es para el Museo del Diseño danés y a quien se va a ver es a Arne Jacobsen, el responsable de sembrar de arte parte de nuestra vida cotidiana más allá de las galerías. Gracias. La perfección nórdica existe, está más que justificada y su querencia por el diseño es una realidad. Coger un vuelo de vuelta a España sabiendo qué se llevará los próximos meses no supone ni media sesión de quiromancia, sino tener todos los sentidos dispuestos y atentos a las tendencias que se prodigan por las calles de la ciudad. Hablamos de moda y de las propuestas de Ganni o Rotate; de gastronomía sin tener que reservar mesa en Noma, el que es, según The World’s 50 best, el segundo mejor restaurante del mundo, casualmente ubicado en la ciudad nórdica; y de diseño, pues despegar diferenciando la silla Ant de la Swan o la Grand Prix es un placer comparable al del primer mordisco de tostada de aguacate.