TORMENTA DE IDEAS
Edward Barber, la mitad de un tándem genial.
Siempre hay dos maneras de hacer las cosas, y una de ellas es, simplemente, más sencilla. Para ilustrar esta teoría, Edward Barber (Shrewsbury, Inglaterra, 1969) pone un ejemplo: "Durante la carrera espacial entre Estados Unidos y la Unión Soviética, la NASA diseñó un sofisticado bolígrafo que podía utilizarse con gravedad cero. Los rusos, por su parte, utilizaron un lápiz", y lo dice este diseñador que sigue usándolo: "Es barato, ligero, no mancha ni suelta tinta y, lo mejor, siempre funciona".
En 1996, después de terminar sus estudios en el Royal College of Art de Londres, Edward Barber se asoció con su colega
Jay Osgerby para fundar el Estudio Barber & Osgerby. Desde entonces, han estado colaborando en proyectos que abarcan el diseño industrial, el diseño de muebles y la arquitectura.
Uno de sus objetos más icónicos es la silla Tip Ton (2011) fruto de una curiosa investigación en Reino Unido. "Nos pidieron un asesoramiento sobre el diseño del mobiliario en las escuelas y lo primero que nos llamó la atención es que se había avanzado mucho en materia de educación mientras que el mobiliario apenas ha cambiado en décadas, así que pensamos que era una buena oportunidad para diseñar una silla de colegio". De ese modo comenzaron a indagar en estudios hechos en Alemania y Escandinavia sobre el comportamiento de los niños en el colegio, y descubrieron que "los que se podían mover se concentraban mejor porque la sangre se mueve y llega mas oxígeno al cerebro", así que diseñaron una silla cuya inclinación permitía ese leve movimiento.
Él mismo se recuerda de niño haciendo siempre "cosas con las manos, así que que empecé a estudiar arte, pensando que podía ser escultor, pero después sentí que era mejor hacer algo práctico". Al fin y al cabo, "un buen objeto de diseño es una escultura que además funciona".
Y si además de funcionar, es bonito, mejor. "La primera vez que me di cuenta de lo que era el diseño fue mirando barcos, barcos pequeños, de madera, perfectos", recuerda. "Ahora ya no me interesan tanto. Han perdido su elegancia básica y muchos parecen aviones". Sin embargo de su vieja pasión por la náutica aun conserva algo… –¿Cuál es su lugar favorito del mundo? –Junto al mar. –¿En un sofá Mariposa? –Da igual que sea un sofá comodísimo o un trozo de madera, basta con que esté junto al mar.