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"Este no es un buen negocio. La vida de las galerías es análoga a la del espermatozoide: muy pocos consiguen llegar al óvulo". Jacobo Fitz-james Stuart es el más joven de estos ocho hombres, dos generaciones de galeristas españoles que navegan en la incierta y fascinante escena del arte contemporáneo. Es también el único que no irá a Arco, aunque coincidiendo con la feria organiza La casa de Leibniz en el madrileño Palacio de Santa Bárbara para mostrar la obra de artistas nacidos entre 1975 y 1985. Jacobo es nieto de la duquesa de Alba e hijo del conde de Siruela, pero es también el alma de Espacio Valverde junto a su mujer, Asela Pérez Becerril. Un hombre orquesta que hace todo tipo de trabajos físicos y psicológicos. Del arte que viene dice poco: "¿Propaganda totalitaria? ¿Ensalada burguesa? ¿Pintura rupestre? El futuro es incierto. Lo mejor es cortarse la barba de profeta y abrir hueco a lo que uno considera bueno". Eso sí, tiene clarísimo cómo son los artistas: "Hay que contar con una cabeza muy bien amueblada y una perseverancia obsesiva para vivir del arte". Y por qué los españoles no pisamos tantas galerías como los neoyorquinos o londinenses: "El mercado anglosajón es mucho más dinámico, cierto, pero hay que pensar que esa pobre gente no tiene sol, amigos, familia o jamón de jabugo. Les sobra tiempo".
EL MISTERIO DEL ARTE...
Nuestros ocho protagonistas tienen entre 33 y 59 años. Trabajan en Madrid, Barcelona y Bilbao, pero pasean por el planeta el trabajo de sus artistas con mucho esfuerzo y una fe ciega en ese mundo suyo tan irreal. "¿Por qué alguien compra una obra de arte? Es un gran misterio. Quizá porque se ha convertido en una necesidad, como cuando vas al Prado y sientes que Las Meninas son tuyas", plantean Pepe Martínez y Luis Valverde, directores de Espacio Mínimo desde que en 1992 inauguraron su galería de 14 metros cuadrados en Murcia (de ahí el nombre). En 2000 se mudaron a Doctor Fourquet, en Madrid, junto al Museo Reina Sofía y La Casa Encendida. Una calle con 15 galerías que coordinan sus horarios e inauguraciones para crear un circuito y nutrirse de un público cada vez más exigente. "Dejamos de ser francotiradores para convertirnos en colectivo", aseguran ambos veteranos que se dedican a esto "quizá porque el arte es un espacio de libertad difícil de encontrar en otras profesiones". Son el eslabón entre el creador y la sociedad. "En nuestro caso es una forma de vida, aunque debemos proyectar una imagen distorsionada porque la gente no tiene ni idea de en qué consiste nuestro trabajo". Como un "difusor de cultura" se define Pedro Maisterra, que desde 2007 y junto a Belén Valbuena lleva Maisterravalbuena. Salir de la zona de confort y promocionar a sus artistas fuera de España es su receta para seguir creciendo. También apuesta por fomentar el diálogo con los coleccionistas. Quienes compran en su galería tienen entre 40 y 50 años. "Para hacer una buena colección hay que ser libre y estar bien informado", explica Maisterra, que plantea una paradoja: España es uno de los países donde más se ha invertido en becas, pero sin conocer la materia y, por tanto, sin conseguir los resultados esperados. "Si desde pequeño no te hacen tener sensibilidad hacia la cultura que te rodea, es normal que lo veas como algo extraño. La gente le tiene miedo al arte contemporáneo. No sabe cómo acceder a él", concluye.
...Y DEL
NEGOCIO
Joaquín García aprendió el negocio con una de las grandes, Helga de Alvear, hasta que en 2012 decidió volar solo. Con él hablamos de las carencias del mercado del arte en nuestro país. "Hay un descrédito general hacia el mundo de la cultura. Falta todo lo que apoya el entramado del mercado artístico. Desde la consideración social hasta la fiscalidad. Resulta increíble que ningún gobierno haya sacado adelante una ley de mecenazgo decente. Jamás he visto a un responsable político de cultura en una galería", se queja. "Es más grave el descrédito de la cultura a nivel social y político que la crisis". Sus coleccionistas son jóvenes, pagan a plazos, empiezan por la típica pieza para el salón y "cuando se dan cuenta de que necesitan más paredes ¡ya están enganchados!". Para Joaquín una galería "debe" ser un buen negocio donde se hace de todo: organizar ferias, discutir la producción de las obras, coordinar transportes…
Ignacio Múgica y Pedro Carreras nadan a contracorriente. Apuestan por su ciudad, Bilbao. Y lo hacen a lo grande: se han mudado a una galería de 1.000 metros cuadrados diseñada por Juan Herreros en una antigua nave industrial, con tres espacios expositivos. En el sector desde 1994, su balance es "muy positivo", una "maravillosa" forma de vida. "Ser creativo significa estar siempre disponible, pensando en cómo conseguir que la gente venga a tu galería, impulsar eventos para que se hable de tus artistas". El criterio de un galerista, insisten, es su propio corazón y la comunicación con el artista. "Necesitamos muchas cosas. Para empezar un IVA como el resto de los colegas europeos para competir en igualdad de oportunidades".
Jorge Bravo abrió ETHALL en Barcelona en 2011 como un espacio dedicado a la exhibición de dibujo contemporáneo, en especial al cómic expandido. Para él, lo mejor de una galería "es que no tienes que pedir permiso a nadie para hacer lo que quieres, aunque nunca se debe montar con afán de enriquecimiento porque eso te lleva a desarrollar tu labor de una manera menos comprometida, y por tanto menos honesta".supapel,recuerda,esmuchomásquevenderobra. Y alerta sobre el éxito mediático: "Tiene poco que ver con el reconocimientoprofesional.yonuncarecomendaríacomprar lo que está de moda".
ESPACIO VALVERDE (MADRID)
El espacio comenzó a funcionar en 2005 y cristalizó como galería profesional en 2011. Su balance es muy bueno, aunque todavía le queda mucho por hacer. Los artistas a los que representa son buenos amigos a los que admira.
ARTISTAS REPRESENTADOS Alejandro Botubol, Robert Ferrer, Elena Alonso, Luis Vassallo, Jorge Diezma, Luis Asín.
espaciovalverde.es)
( "Desde que nací siempre me he dedicado a recoger cosas que me parecían interesantes para compartirlas con los demás. Soy de la tribu de los semi-inteligentes, personas que no tenemos talento para crear pero sí la capacidad de identificar lo vivo y esquivar lo muerto".