PELIS DE MIEDO
¿Y por qué no? Me dirás que tiene más sentido ver juntos esas comedias románticas que se te atragantan como si masticaras crines de pony y que, en el fondo, te dejan en mal lugar porque siempre serás peor que los bobos o rompebragas que las protagonizan. Tampoco, y por idénticas razones, funciona el glamcore,esa luminosa versión elegante del porno: vuestra piel no lanza destellos, ni vuestros coitos son tan plásticos como el friso del Partenón. Y vuestra cama se parece demasiado a un nido de salanganas, hechos con saliva seca. El único género cinematográfico legítimo para su disfrute en pareja es el terror. Si a ella no le gustan esas pelis, convéncela. A mayor cantidad de sustos, mejores oportunidades de sobeteo, de amarrarte a la churriy de hacer un butrón en su batamanta con tu lanza térmica. No me seas lémur. Con un respingo a lo Chiquito de la Calzada pisando brasas puedes abrazar a tu pareja como si fuera una cesta de mimbre con cachorros mojados. Hacerte el machito, el hombre que escruta la selva, el marine engorilado que masca cigarros puros mientras ocupa un puesto de ametralladoras. Siente su frente embistiéndote, sus manos estrujando tu bíceps, mientras entreabre un ojo cauto para ver si la rubia de tetas grandes ha sido ya degollada a manos del psicópata con cara de pizza y manicura negligente. O mejor aun: asústate tú y que te proteja ella con un buen abrazo.
POR QUÉ DEBERÍAS VER…
con tu novia