ENTREVISTA
Andreas Melbostad, director creativo de Diesel Black Gold.
Acaba de presentar su última colección para hombre –ya van tres– y la cosa no para de conceptualizarse. Andreas Melbostad (Oslo, 1972) se lo pasa como un niño cuando le toca sacar a relucir el ADN escandinavo: pureza, formalidad y todo eso. "Simplemente soy honesto con mis orígenes", explica. Melbostad sabe que su cometido se basa en la sofisticación, una tarea que exige precisión quirúrgica. "Mis colecciones tienen como objetivo reforzar la personalidad de los hombres con carácter", asegura. Busca códigos que sean capaces de sobrevivir al tiempo y consigan acercarse al ideal contemporáneo. Esa visión vanguardista contrasta con el talante revoltoso de su colega Nicola Formichetti, quien dirige la perla más veterana del grupo Only The Brave (OTB). El primero manda en Diesel Black Gold y el segundo en Diesel –a secas–; a uno lo llaman director creativo y al otro director artístico. ¿Observan el matiz?
Cualquiera diría que se trata de una competición entre el hermano responsable y el consentido. Al fin y al cabo hablamos de cosas de familia (más bien de un holding compuesto por media docena de firmas cuyo líder, Renzo Rosso, dispone más que el papa de Roma). Pero volvamos al principio. ¿Quién es el misterioso prestidigitador que ha convertido Diesel Black Gold en una de las firmas más deseadas? Pues un tipo sobradamente experimentado que en 2012 recibió el encargo de dar forma a la división femenina de la marca y hoy resuelve cuatro colecciones al año. "Me gusta centrarme en el diseño de piezas clave para que luego cohabiten en un mismo todo. Las prendas masculinas exigen un mayor esfuerzo en los cortes y las femeninas en los volúmenes", advierte. Para la temporada que viene ha imaginado a hombres con cazadoras de piel, chaquetas de esmoquin y pantalones con cremalleras. Su primavera es de color tierra y azabache, un combo poco común en la época de las flores y el buen tiempo –solamente alguien con la habilidad de Melbostad puede hacer que suene bien–. La ensalada la sazona con botas y terciopelo. Si lo observan con detenimiento, el puzle encaja. Una vez más.
La estética cosmopolita que envuelve esta firma italiana se apoya en un punto de vista muy particular. "Mi proceso creativo es muy intuitivo porque la marca tiene una personalidad abierta a la experimentación. El desarrollo en el campo del denim es tan avanzado que me permite abarcar todos los ángulos", dice. Su trabajo ha recibido elogios bastante entusiastas por parte de la crítica. Quizá por eso no paran de expandirse por todo el mundo. Para entender esta historia de éxito hay que fijarse en el jefe, Renzo Rosso. Melbostad lo cita todo el rato. "Es una persona muy trabajadora que me tiene fascinado. La pasión con la que hace las cosas es contagiosa e inspiradora", asegura convencido. Y no, no le está haciendo la rosca. Rosso creó Diesel en 1978 y hoy lidera un grupo de marcas de primera. Marni, Viktor & Rolf y Maison Martin Margiela, entre otros, conviven con el universo igualmente audaz de Diesel Black Gold. La industria asiste complacida ante este ejercicio de creatividad. Parece magia, pero es trabajo.