LOS JUEGOS DEL HAMBRE
EN 2011, EN PLENA CRISIS, Sandro Silva, cocinero asturiano de origen brasileño, decide arriesgar y abre las puertas de Ten Con Ten, en Madrid. Seiscientos metros cuadrados, con capacidad para más de doscientos comensales y varios espacios: barra rectangular en la entrada, zona de mesas altas, animado comedor con buena música y salones más tranquilos en la parte trasera. Sandro ya sabía lo que era el éxito desde que, en 2004, desplegó El Paraguas. ¿Virtudes? Una forma de ser encantadora y un inmenso don de gentes. Hoy el imbatible Ten Con Ten es el local más cool de la capital, siempre repleto de gente guapa entre celebridades, empresarios, ejecutivos y políticos que han decidido que éste es el lugar de encuentro en el que ver y dejarse ver al sabor de su fantástica culinaria.
Todo un suceso sociológico contagiado al resto de España y parte del extranjero, tal y como refleja la prensa internacional: Le Figaro (marzo de 2014) considera que "por su ambiente y buen gusto es la gran referencia madrileña" y The New York Times (agosto de 2014) afirma que es el "lugar cosmopolita de Madrid con un menú innovador". ¿Las claves de éxito? Una cocina viajada (cuscús, musaca, picaña, perrito peruano, verdinas con pixín…) y un servicio de sala atento y profesional. Eso sí: hay que reservar con bastante antelación.
El contrapunto a este arrollador triunfo estaría la desaparición por culpa de las tempestades económicas de tres grandes locales de Plácido Arango, propietario de la cadena Vips: Teatriz (que cierra tras 20 años dejando atrás grandes momentos y diseños de Philippe Starck), El Bodegón (que dice adiós tras 40 años de alta gastronomía) y Bice (su italiano de buena pasta). Por fortuna, el emblemático Iroco, la gran pasarela de la familia, sigue en la brecha.