CON EL QUE SE CAGÓ TU ABUELO
EL CLÁSICO
INFRAVALORADO
(¡EN LOS AÑOS 30!) Hubo un tiempo en el que las taras físicas causaban pavor. Una persona con una extraña enfermedad, o con una notable particularidad estética, podía ser objeto de burla y a la vez provocar desconfianza por el miedo a que su mente estuviera tan deforme como su cuerpo. Cuando el singular Tod Browning estrenó La parada de los monstruos(freaks) en 1932, el público no pudo contener el horror ante el catálogo de abominaciones reales (el hombre-gusano, las siamesas, los cabeza de alfiler…), pero sobre todo no fue capaz de enfrentarse a una pregunta peliaguda: ¿quiénes son peores: ellos o vosotros, aparentes normales? En su respuesta podría encontrarse el verdadero terror de una película que sigue agitando al espectador de hoy. Porque no hemos cambiado tanto.