GQ (Spain)

Joaquín Reyes

40

- Cómico, actor, dibujante, héroe chanante SOLO EN LA VERSIÓN IPAD JOAQUÍN REYES EN VÍDEO: ¿QUIERES SABER LO QUE ES UN 'CUARENTAZO'?

01. MIRANDO A JOAQUÍN REYES uno puede ver a Anatoli Karpov, a Robert Smith, a Mariló Montero, a Michael Jackson o a Pablo Iglesias. Cada uno elige a quién. Sus personajes ya han superado a la parodia y acabaremos recordando a muchos de ellos en su piel, como antaño hicimos con los Jaime Urrutia, Franco Battiato o Isabel Pantoja de Martes y Trece. Aunque Reyes (Albacete, 16 de agosto de 1974) se basta a sí mismo como uno de los iconos de esa generación chanante que ahora roza la cuarentena. Iba para dibujante pero la cosa derivó en otra rama artística algo imprevista. Escribe y dibuja, diríamos que canta y baila, pero nada como sus mil parodias. Las últimas, en El intermedio, en la Sexta, que estos meses compagina con su espectácul­o teatral Viejóvenes, junto a Ernesto Sevilla. Corren buenos tiempos para uno como él: "Cuando eres joven y piensas en estos hitos de los 30, los 40… te parece tan lejano. A mí cumplir 30 ya me parecía viejuno", recuerda Reyes –hoy casado y con dos hijos– recurriend­o al tópico de lo deprisa que pasa el tiempo. "Es cierto. Pero aunque me he plantado en los 40, siento la misma ilusión por hacer cosas que cuando era un chaval. Obviamente cambias, pero no me siento muy distinto a como era hace 20 años". ¿Eres lo que imaginabas ser? En realidad nunca planeé lo que me iba a pasar, aunque yo quería dedicarme a dibujar y he acabado haciendo algo que no tiene mucho que ver y que además es muy vocacional. Vaya, que me he convertido en algo que ni por asomo imaginé. Salvo en la parte personal, que sí me veía siendo padre. ¿Y te pareces al tuyo? Soy un calco. Yo que me creía muy moderno he acabado siendo como mi padre. Y repitiendo las mismas cosas que me decía mi madre. De los padres heredamos lo bueno y lo no tan bueno. ¿En tu caso? Pues mira, yo soy muy de vocear, porque vengo de una casa donde todos éramos gritones. Mi mujer me lo dice a menudo: "¡No grites tanto!". ¿Te dieron algún consejo de esos para recomendar? Consejos no, pero recuerdo algo que mi padre le decía a menudo a mi madre: "Déjale, déjale que haga las cosas". Creo que ahora tendemos a proteger mucho a nuestros hijos y eso les hace ser menos autónomos. Mis padres me dejaban. Y, bueno, si tenía algún problema también me ayudaban, pero en general me dejaban que tomara yo las decisiones. En eso consiste ser adulto, ¿no? En decidir.

¿Cuál ha sido la época que has vivido con mayor estrés? Mi madre tuvo una enfermedad grave hace dos años y en pocos meses se murió. Esa época fue muy estresante a nivel emocional: por una parte pudimos estar con ella ese tiempo, pero por otra, fue duro… Esas cosas son las que te hacen darte cuenta de lo que realmente es importante; porque de las preocupaci­ones del trabajo, o se sale o pasan. Yo tengo la suerte de dedicarme a algo que me gusta, afortunada­mente no he parado de trabajar y en cosas que me entusiasma­n. Cuando se acumula mucho el trabajo, bueno, al final lo vas sacando, pero lo otro no tiene vuelta atrás. ¿Y la época más feliz? Ha habido muchos momentos muy felices, como cuando nacieron mis hijos, pero en general he tenido la suerte de ser una persona feliz. Disfruto con mis amigos, trabajo con ellos, hago lo que me gusta y en general la gente a los cómicos nos trata muy bien… Dicho esto, la felicidad no se puede mantener constantem­ente. Eso que llaman "la conquista de la felicidad" es una tontería; lo que hay que hacer es valorar lo que tienes. Y también hay algo que no dejo pasar, que es la frustració­n. Eso de lamentarse o repetirse "esto debería haberlo hecho de esta forma" o "por qué habré hecho tal o cual". Yo, cuando me he equivocado, he tirado para delante. ¿Algo que aprendiste en tu juventud útil para siempre? Sí, una cosa muy importante que aprendí en la Facultad de Bellas Artes de Cuenca: que hay que hacer cosas… En España somos poco emprendedo­res, y mira que le tengo manía a la palabrita, porque en general esperamos que las cosas las hagan otros y luego, además, nos gusta ponerles pegas. Pero yo creo en hacer cosas. ¿Y cuál es la cosa más gañanaque has hecho? Hace poco un amigo me lo recordó. Me dijo: "¿No te acuerdas de con qué música cortaste la tarta en tu boda?". Y es que fue con Vivo por ella, de Andrea Bocelli y Marta Sánchez. No fue responsa-

bilidad mía, fueron los del salón de bodas. Pero visto con perspectiv­a, la verdad es que fue un momento bastante gañán. Hablando de bodas, ¿el amor cambia con la edad? Pues yo sigo con la misma mujer desde hace muchísimo tiempo. Pero supongo que sí, que aprendes a querer de otra forma, y con los hijos se abre un nuevo amor. Pero compartir la vida con alguien es algo muy especial. Igual estoy muy cursi, pero en mi caso es lo que me llena, la verdad. Igual cambia, claro, no es igual que cuando tenías 20 años, pero es que ya no tengo 20 años. ¿Y el sexo, también cambia? En mi caso no. Supongo que es porque estoy en mi madurez… igual si me preguntas en diez años te digo: regulín regulán. Pero ahora aun culebreo. La edad se nota en la pérdida de pelo y en la barriga. ¿Qué prefieres? Yo el pelo no lo quiero perder. El pelo es uno de mis temas. Mi obsesión. El gran tema. Ahora está de moda raparse, y parece algo viril, pero perder pelo es una putada. Puestos a elegir, me quedo con la barriga porque tiene mejor solución. ¿Haces algo para evitarla? Yo no he hecho mucho deporte, algo de baloncesto de joven, pero después nada. Y a los 37 un día estaba en la playa y me vi y me dije "uy, uy…" y me puse a correr. Mi hermano, muy deportista, siempre me hablaba de las bondades de trotar, y yo que siempre había tenido una actitud muy cínica con esto, un día me puse a correr y me sienta muy bien. Ahora corro dos o tres veces a la semana, sobre todo porque me ayuda a pensar. Y como tengo poca autocrític­a, con la idea que vuelvo, me vale. ¿Entonces, nada de achaques? Como fui un niño bastante enfermizo, ahora gozo de buena salud. Pero no tengo achaques. Salvo lo de agacharme con los chiquillos... ¡lo que pesan y lo que doblas el lomo! Pero peor es vendimiar. Y para ser manchego, me he librado de una buena. ¿Has hecho algo que nunca habrías imaginado? Conviene no decir esas cosas que nunca harías. Yo siempre repetía que jamás esquiaría, pero hace poco –porque los niños insistiero­n y no sé decir que no– fui a esquiar. Y me di muchos batacazos, pero me lo pasé muy bien. Con la edad, ¿has descubiert­o alguna nueva afición? Me encanta la ropa, las corbatas y las americanas. Y visto ya como un padre. No sé si es una afición, pero es nuevo. ¿Alguna aberración estilístic­a de la que te arrepienta­s? Uf, muchas, pero recuerdo cómo iba en los 90 con los pantalones cagaos y pisándome los bajos. Ahora veo fotos y me digo: "Madre mía, qué pintas". ¿Cómo te gustaría verte con 70 años? Me encantan las personas mayores, yo estoy loco por serlo. Si la salud me acompaña yo me veo dibujando, escribiend­o, haciendo cosas y trabajando, seguro. ¿Algún modelo viejunoa seguir? Bill Murray me parece que ha envejecido muy bien. Él, que era un histrión, ha encontrado una economía de gestos muy interesant­e; a mí ya me gustaría tener esa capacidad para transmitir tanto con tan poco. Me gustaría envejecer como él. Tienes la ventaja de que en tu trabajo lo mejor no está necesariam­ente al principio. Es verdad, además estoy seguro de que hay resortes de la comedia que aun no conocemos, cosas que no sabemos cómo funcionan. Uno se cree que lo sabe todo y no es así… Pero por eso me gusta tanto la comedia, porque hay cosas que me hacen gracia que me sorprenden, y esa sorpresa me entusiasma. ¿Te ríes mucho? Sí, sí. Primero porque he tenido la suerte de trabajar con gente muy graciosa: Ernesto Sevilla, Carlos Areces, Julián López… nos hemos reído mucho juntos. Y en casa también, con mis hijos… Bueno, y en casa se pasa de la comedia al drama también, eso es muy español… Pero me río bastante. "Quien te hace reír, te hará gemir". ¿Verdad o leyenda? Verdad, verdad. A todos nos ha pasado, que una persona te parece muy atractiva y luego no te llega porque no tiene gracia. Y otra que al principio no te llama la atención pero que te hace reír… Ah, ah… El tópico funciona… De la otra forma puedes meter el pitarrín, pero poco más.

Sí, también hay risas fingidas, pero se notan enseguida. Pero en general, cuando haces reír a alguien a esa persona le llegas de alguna forma. Cuando dicen que es difícil hacer reír, yo creo que es porque es algo muy íntimo. En lo profesiona­l, sin embargo, la gente normalment­e juzga al cómico en cuestión de segundos. Y si no lo conoce, se pone alerta, como diciendo "a ver si este me va a hacer reír". Pero una vez lo consigues, ya están contigo. Por eso la comedia te permite decir tantas cosas, cosas que no podrías decir en otros registros, incluso meterte con ellos. La risa genera un vínculo muy intenso.

"Me gustaría envejecer como Bill Murray. Ya me gustaría a mí poder decir tantas cosas con tan poco"

 ??  ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain