JUGAR NOS HACE FELICES
No es que nos gusten demasiado los videojuegos. Tampoco que pasemos demasiadas horas frente a la pantalla. Ni, por supuesto, que eso implique que no queremos hacer otras cosas, normalmente cosas en pareja. Se trata de que, sencillamente, nos hacen felices. Y nos ayuda a sentirnos bien. Pero no porque pasemos de todo, sino porque, según está configurado nuestro cerebro, como explicó la Universidad de Stanford en 2008, los videojuegos hacen que se activen más fácilmente las regiones donde radica la recompensa, la satisfacción. ¿Que paso demasiadas horas jugando? Lo siento, pero es que esa forma de reaccionar de mi cerebro me hace más propenso a las adicciones (y aquí, de nuevo, podéis poner la palabra que queráis).