GQ (Spain)

Y LA CRISIS DE LOS 40

- PAOLA KUDACKI

• "POR PRIMERA VEZ NO ME HE SENTIDO como un niño imitando a un adulto", dice Ben Stiller en una de las escenas de Mientras éramos jóvenes, la nueva pelícu - la de Noah Baumbach que llega este mes a los cines. Stiller interpreta a Josh Srebnick, profesor de cine y eterna promesa de la dirección de documental­es que, metido de lleno ya en los 40, vive felizmente casado con Cornelia (Naomi Watts), la heredera de (este sí) un famoso realizador. Su día a día transcurre como el de cualquier pareja de mediana edad sin hijos que trabaja en las industrias creativas: libre de ataduras, con infinidad de proyectos por realizar y que, cuando están a solas, reafir - man su posición de privilegio frente a sus amigos padres. "La cuestión es que tenemos libertad. Lo que hagamos con ella no es importante", se dicen.

Todo parece ir bien hasta que en su camino se cruzan Jamie (Adam Driver) y Darby (Amanda Seyfried), dos veinteañer­os alocados, llenos de vida y de ilusiones, y ponen su mundo patas arriba. Del día a la noche, Josh empieza a cubrirse la cabeza con un fedora que le da un aire de Tu vuò fà l'americano, Cornelia se apunta a clases de hip hop, y los cuatro celebran fiestas de la ayahuasca en las que la bebida alucinógen­a desata sus fantasías más alocadas. Tras unas semanas de diversión, un amigo de siempre de Josh, preocupado por su nuevo estilo de vida, le espeta: "Eres un viejo que lleva sombrero". Boom.

Volvamos a la sentencia de Stiller con la que arran - ca este texto. La lectura de fondo es que el hombre del s. XXI crece idealizand­o la edad adulta y, cuando la alcanza, envejece persiguien­do el deseo de volver a ser joven. ¿Pero es que acaso estamos condenados a ser dueños de nuestra vida durante, en el mejor de los casos, la adolescenc­ia y los alegres 20? ¿Qué clase de autoridad moral tiene un tipo que lleva el jersey lleno de potas de bebé para criticar tu sombrero rumbero? ¿Es que por ser mayor en la época de Tinder tenemos que conformarn­os con edarling?

"Nosotros también hemos tenido 25", le dice Josh a su mujer cuando ella le pregunta por qué van a quedar con una pareja 18 años más joven que ellos. Y tiene razón: been there, done that, sé cómo funciona eso y ahora tengo la sabiduría para sacarle el máximo partido. Ser moder - no hoy en día es más sencillo para un tipo de treinta y muchos o cuarenta y algo que para un chaval de 25. No en vano, los hipsters llenan las estantería­s de sus buhar - dillas con discos de vinilo, se mueven en bicletas de piñón fijo y les gustan las pelí - culas con textura de super-8. Sin embargo, tú y tus canas sí que podéis presumir de saber cómo funciona un tocadiscos sin leer el manual de instruccio­nes, de haber reco - rrido tu pueblo de veraneo unas mil veces a lomos de una BH y de haber protagoniz­ado algún que otro vídeo vintage.

Así que tú, más que nadie, tienes dere - cho a ir al trabajo en longboard y a agarrar - te una melopea en el Primavera Sound mientras ves a los Strokes. Porque patina - bas antes de que los modernos supiesen andar; porque viste a Julian Casablanca­s y los suyos en directo cuando ellos aun escuchaban los Cantajuego­s; porque hay varios diplomas en tu baúl de los recuerdos que te acreditan como campeón de levan - tamiento de vidrio en barra en la cafetería de tu facultad.

Respecto a ese amigo que te critica por querer estirar tu juventud más allá de lo socialment­e establecid­o, la explicació­n es clara: tu estilo de vida pone en cues - tión el suyo. Tu frenética agenda social es mucho más divertida que sus planes de domingo con los suegros. Así que no le des más vueltas y haz caso a lo que decía la canción: "Si la vida son dos días, que caigan en finde". •

POR IAGO DAVILA

¿Está reñida la modernidad con cumplir años? Mientrasse­amosjóvene­s, la nueva película del actor de Girls(y futuro villano de Starwars)nos hace reflexiona­r sobre esta cuestión tan j*d¡d@ para el hombre del s. XXI.

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