CIENCIA
¿Y si la naturaleza
nos convirtió en los machos alfa
que a veces somos?
Ni desconfianza, ni querer vigilar a nadie, ni pensar que ella puede preferir a otro para vaya usted a saber qué… Les pasa a todos los mamíferos. Es algo intrínseco a la fecundación intrauterina. Porque los celos son un estado de alerta para poder garantizar que la cría es nuestra (en eso, claro, las hembras no tienen dudas) y no de otro macho de nuestra manada o de otra manada. Es nuestra forma de asegurarnos que tendremos descendencia, como reveló ya en 1992 un estudio de la Universidad de Michigan.