RUTA GQ
Su color no es lo único especial.
Sevilla tiene un
sabor especial.
Las cañas en la plaza del Salvador
son un ritual imperdonable.
En el barrio de Santa Cruz estate atento. Los bares de guiris acechan.
¿Y las copas?
En EME Catedral con vistas a La Giralda todo sabe mejor .
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De entre los muchos placeres que encontrarás en la capital andaluza, el de disfrutar de su gastronomía será, sin lugar a dudas, el que mejor sabor de boca te deje. Desde tabernas centenarias hasta centros de culto para los más foodies. Porque, en Sevilla, comer bien
es un derecho como lo son el sol y el calor, pero nunca un lujo.
(1) Entre los tañidos de campanas con los que amanece Sevilla, un S café se hace indispensable para prepararnos para lo que está por llegar. Si lo acompañamos con una Cesta de Obrador, unos huevos benedictine y una rebanada de pan tostado con mermelada casera de melón, no habrá nada que nos pare. En KÖK (calle San Luis, 46) ,el chefoskar P. Crespo hará que los amantes de los desayunos fuertes encuentren su lugar predilecto. (2) Cuando el sol aprieta, la garganta pide a gritos una cerveza fría. Ponemos rumbo al Mercado Lonja del Barranco (calle Arjona, s/n). Nos perderemos entre sus puestos gourmetde quesos (del conocido Poncelet Cheesebar), su croquetería o la Salmoreteca, con más de 600 recetas diferentes reinventando este plato clásico. (3) Continuamos con el aperitivo, pero antes de pasar a faenas mayores, nos dejamos tostar por el sol de la Alameda de Hércules para acudir a Estraperlo (calle Alameda de Hércules, 79). Tienda ecológica y talleres de cocina se unen en este pequeño lugar de cuidada decoración y ambiente familiar, del que no podemos marcharnos sin probar su ensalada de quinoa con pesto de hoja de mostaza bien acompañada por una de sus cervezas artesanales. (4) Sin dejar la zona, que se ha convertido en un área gastronómica de referencia en los últimos años, hacemos parada en La Fábrica (calle Correduría, 1). Curtidos en grandes cocinas como la de los Roca, Mario Ríos y Curro Sánchez ofrecen, en un espacio histórico, su concepto de las tapas. Una nueva visión de la cocina tradicional alejada del típico restobary que presta su atención a las materias primas y su forma de preparación. (5) Con el estómago lleno no conviene dar caminatas bajo el sol hispalense. Buscaremos refugio en No Lugar: The Art Company (calle Trajano, 16) donde sus creadores no son cocineros de renombre, sino dos artistas: la pintora Cristina Galeote y el realizador audiovisual Álvaro Díaz. Galería artística reconvertida en restaurante, aquí comerás en vajillas que son obras de arte y degustarás el vino elegido por los propios dueños. Cocina internacional que va desde una ropa vieja cubana hasta pakora hindú, pasando por un pollo tikka Masala para chupar el plato. Con delicadeza, que es arte. (6) Cuando la Giralda se ilumina, peregrinamos hasta La Brunilda (calle Galera, 5) . Regentado por Diego Caminos, chef del archiconocido Zelai, y Esperanza Nievas, este pequeño espacio en el Arenal sorprende con platos como su presa ibérica con batatas glaseadas. Te costará irte. (7) Acabamos la noche en la terraza del legendario Hotel Alfonso XIII en ENA (calle San Fernando, 2) , del chef Carlos Abellán, donde se unen gastronomía sevillana y catalana para disfrutar bañados por la luna del cielo despejado de la capital andaluza.