Desacelera: aprende a desconectar
Las prisas generan ansiedad, y la ansiedad incentiva las prisas. Es un círculo vicioso que puede fácilmente romperse en la actividad del día a día. El interruptor clave es la desconexión. Momentos de desconexión ayudan a retomar problemas desde una perspectiva fresca y a ser más productivo. Lo de consultar con la almohada no siempre funciona, puesto que durante el sueño no hay una desconexión consciente. Aquí te damos algunos trucos:
(1) Una idea sencilla y que no perturba tu agenda es reservar el espacio del almuerzo para romper con la dinámica del día. Comer sin prisas y saboreando los platos, centrado cien por cien en la experiencia sensorial. Y con el móvil desconectado, claro. (2) Cuando vuelvas del trabajo resérvate media hora para sentarte en tu rincón favorito de casa a leer un libro simplemente por placer. Nada de informes laborales ni ensayos sesudos. Ayuda a descargar las tensiones y a limpiar tu mente de las preocupaciones diarias. La familia te lo agradecerá y tu cerebro también. (3) Elige un lugar que te guste (un museo, un parque, una calle…) y dedícate a explorarlo durante un par de horas sin un propósito determinado en mente. (4) Empieza un diario y dedícale unos minutos antes de dormir plasmando todo aquello que te ha salido bien en el día. Los problemas a veces los magnificamos, o simplemente no nos dejan ver las cosas positivas que nos rodean. Es un excelente ejercicio para mirar las cosas con perspectiva.