Cómo detectar a un depredador de oficina
Tu lugar de trabajo es un ecosistema donde multitud de organismos conviven en un delicado entramado de relaciones formales e informales. Pero cuidado, todo puede desestabilizarse si se infiltra un depredador, un individuo sin escrúpulos a la hora de conse
Al depredador se le suele estereotipar como un individuo falto de talento que aparenta más que hace en la oficina, que prospera a base de peloteo y que manipula a todo su entorno. Error. Esa es la descripción de un parásito. Los depredadores se distinguen por ser gente brillante, con grandes dotes sociales y psicológicas, individuos altamente organizados y capaces de realizar una planificación minuciosa que los ayude a conseguir sus objetivos a toda costa y a cualquier precio. Eso es lo que los hace especialmente peligrosos. En el cuerpo a cuerpo llevan las de ganar porque siempre tienen cartas en la manga que jamás tuviste en cuenta. Para sobrevivir a ellos lo principal es detectarlos a tiempo. Lo difícil de identificarlos reside en que son lo suficientemente hábiles para ocultar su naturaleza, pero a poco que se trabaje mano a mano con ellos descubrirás ciertos rasgos muy comunes en este tipo de individuos. Rasgos como estos:
1.TIENEN SU PROPIA AGENDA
Lo importante para los depredadores son ellos mismos, sus objetivos, que pueden coincidir o no con los de la organización para la que trabajan (todo depende del momento y las circunstancias). Sus superiores difícilmente repararán en que ellos tienen su propia agenda porque suelen ser flexibles y saben aprovechar las ventajas que se les presentan en el camino, así como no dudan en retirarse ante los obstáculos.
2. SABEN POSICIONARSE
Son maestros en saber venderse sutilmente y no pierden oportunidad de hacerlo. Cultivan las relaciones con las altas esferas. Sus miras son amplias y no están tan interesados en sus superiores inmediatos como en quienes están en la cima del poder. Trabajan el acercamiento a los peces gordos investigando los clubes o restaurantes que frecuentan, qué aficiones practican, qué amistades tienen… y después tratan de sumergirse en su círculo aunque sea tangencialmente. Esto les supone una buena inversión de tiempo y recursos, pero les da un buen rédito.
3. MAESTROS DEL FINGIMIENTO
En todo momento controlan qué imagen proyectan y a quién. Eficaz, resolutivo, proactivo, creativo, trabajador en equipo… esta es la máscara que crean cuidadosamente para parecer imprescindibles. Tratan de mantener esa misma imagen entre sus iguales o subordinados, pero en las distancias cortas revelan que tienen otra cara.
4.ESTRATEGASPORNATURALEZA
Para ellos la oficina es un tablero de juego en el que todas las piezas tienen su peso y función, por eso necesitan controlar la partida en todo momento, siempre teniendo en mente varios movimientos sucesivos al que van a realizar (como buenos ajedrecistas que son). Todos están a su servicio, pero sus manipulaciones son mesuradas para no descubrirse. Si las cosas salen mal se revelará que tenían previsto una cabeza de turco que no dudan en sacrificar, aunque aparenten dar la cara por él en el momento crítico. Recopilan información personal y profesional de todos, conocen sus fortalezas y debilidades, y las usan llegado el caso.
5. ESCENARIOS PROPICIOS
El depredador no deja nada al azar, él crea sus propias oportunidades. Un modo de abrirse camino es desestabilizar a aquellos que ocupan puestos que ansía y propiciar su sustitución (mostrándose como su sucesor natural). Intentan que se les vea como el caballero de brillante armadura que llega para salvar la situación solucionando catástrofes… que ellos mismos han propiciado. Siembran el caos y el desconcierto: con ellos no existe la zona de confort y siempre hay tensión a su alrededor. Dan órdenes contradictorias pero sin dejar evidencias para poder achacarlo a una malinterpretación del subordinado o compañero.
6.LOBOSSOLITARIOSDISFRAZADOS
Son individualistas, rechazan el trabajo en equipo y no les gusta compartir las mieles del éxito. La cooperación solo la usan para nutrirse de información y colocarles a otros las tareas ingratas o poco visibles. Se reservan funciones decisivas y transmiten a los superiores que el verdadero mérito es suyo, aunque de cara a la galería reivindiquen que el mérito es de todos. Se muestran comunicativos, regalan ideas reservándose las valiosas y comparten información ocultando la realmente relevante.
7.TODO DEPENDE DEL JEFE
Los depredadores laborales están ampliamente estudiados y la literatura clásica que versa sobre ellos se centra en identificarlos y crear cortafuegos ante su influencia y efectos adversos. Es tarea del jefe cazarlos y limitar su influencia a través de un liderazgo paliativo y cercano en el que se fomente la colaboración y la comunicación para llegar a entender quién es cada miembro del equipo y qué funciones efectivas desempeña, así como las relaciones formales e informales que se mantienen entre los miembros del grupo. El sistema de valoración es esencial, aunque lo ideal sería que la plantilla advirtiera al jefe de la actitud del depredador. Si el jefe sabe escuchar, analizar y actuar en estos casos se evitaría que se generasen políticas de pasillo que desestabilizan el buen funcionamiento del equipo.