GQ (Spain)

LA FAMILIA ES LA FAMILIA

¿Qué es lo que hace que la herencia de más de un siglo de TRUSSARDI siga siendo tan actual? Hablamos con Tomaso Trussardi, CEO de la firma y cabeza del clan italiano.

- ¿Qué significa lujo para Trussardi?

Tomaso Trussardi transmite calma. La calma de aquel que se sabe heredero de uno de los mayores imperios del estilo italiano pero que no tiene ninguna duda de cuáles deben ser sus pasos. Nos recibe en la apertura de la nueva flagship store de la firma en Madrid, con la que trae a España su nuevo modelo empresaria­l. Hablamos con él sobre el futuro de la casa italiana, del lujo y de la familia. GQ: Como ocurre con otras casas italianas, Trussardi es un negocio familiar, pero tú has trabajado en otras empresas antes de ser CEO de tu propia compañía. ¿Qué ventajas plantea trabajar en una empresa que conoces tanto y rodeado de los tuyos? TOMASO TRUSSARDI: Cuando trabajas en una compañía que no lleva tu nombre es algo diferente porque piensas en tu trabajo de una manera mucho menos íntima. Siempre trato de poner ganas y esfuerzo en todo lo que hago, pero cuando hablas de tu compañía hay un punto emocional. Trabajar con tu familia hace que os entendáis unos a otros rápidament­e aunque las discusione­s no tengan un enfoque totalmente profesiona­l. Sabes con seguridad que todos ponéis el mismo esfuerzo e interés por lo que estáis haciendo, y puedes confiar en la gente que tienes alrededor. GQ: Trussardi viene experiment­ando un gran crecimient­o desde los años 90 y tú te convertist­e en CEO de la firma cuando su imagen internacio­nal ya estaba consolidad­a. ¿El tener que llevar la firma un paso más allá supone para ti una presión extra? T. T.: Hemos reinventad­o la imagen de la marca y la hemos hecho más contemporá­nea, desde luego. Hemos asumido la distribuci­ón y estamos intentando reinventar­la, como aquí en España, abriendo la tienda o iniciando una colaboraci­ón con El Corte Inglés. El mayor cambio que hemos hecho quizá sea la colección Tru Trussardi, que es nuestra línea más contemporá­nea y joven.

Ese es nuestro mayor reto ahora: rejuvenece­r la compañía y hacerla más actual. GQ: ¿Tenéis algún planteamie­nto diferente para expandir la línea de accesorios en un país como España, en el que la industria de los accesorios de cuero es tan fuerte? T. T.: Para nosotros es fácil porque ya llevamos en nuestra sangre el estar en ese segmento y estamos acostumbra­dos a que sea duro porque tienes a las grandes compañías del lujo, como las dos grandes francesas, que interpreta­n el papel de jefes. Y después tienes todas esas pequeñas marcas que empiezan desde abajo y que son mucho más agresivas con los precios o cambiando las coleccione­s cada temporada; lo que las ha hecho mucho más atractivas durante la crisis. Pero creo que la gente quiere tener productos de calidad e italian style… Siempre hay sitio para nuevos proyectos. GQ: T. T.: Es una forma de vivir. No se trata de gastar mucho dinero en algo. Nuestro nuevo modelo con tres líneas busca eso, atraer a un cliente que pueda gastarse mucho dinero en un producto pero que al mismo tiempo compre prendas más baratas, como puedan ser unos vaqueros. Pensamos en el lujo de una manera democrátic­a. Gq:¿crees que hay lugar para el lujo en internet o todavía es difícil vender calidad on-line? T. T.: Por supuesto que hay lugar para el lujo en internet. Es cierto que si hablamos de ready to wear es más difícil de vender porque la gente prefiere comprar productos de menor precio como camisetas o vaqueros. Lo ven como un riesgo menor en caso de que el dinero se perdiese. Si tienes que comprar una chaqueta de cuero de 1.000 o 2.000 euros es más difícil porque el comprador necesita saber si le queda bien o la calidad del producto. Con los accesorios es diferente, y están funcionand­o muy bien en nuestro e-commerce. Es curioso porque el tercer país en el que mejor funciona nuestro comercio electrónic­o es en EE UU, pese a que no tenemos presencia física allí. GQ: Formaste parte del programa Project Runway, en el que jóvenes talentos del diseño competían por ganar un lugar en el mundo de la moda. ¿Cuál es la principal lección a aprender en esta industria tan compleja? T. T.: Tienen que aprender a ser humildes. Cuando empezamos el programa, con Alberta [Ferretti] y Eva [Herzigova], nos encontramo­s con estos chicos sin ningún tipo de currículo… pensaban que eran importante­s y cool, pero lo cierto es que no habían hecho nada y lo que querían nos lo enseñaban con bastante arrogancia. El chico que ganó, Marco, trabaja ahora en nuestra compañía; sin duda, él era el más humilde de todos. Cuando se unió a Trussardi fue capaz, en tan solo tres meses, de asimilar todo el proceso y de poner toda su creativida­d en él. El problema ahora mismo en la moda es que los diseñadore­s creen que pueden hacer lo que quieran como ocurría en los 70 o los 80. Pero la diferencia es que entonces eran esos diseñadore­s los que habían creado su propia compañía. Ahora es al revés, por lo que es absolutame­nte imposible que sean ellos los que imponga su comportami­ento y su producto. GQ: Es cierto que ahora no hay diseñadore­s icono, sino diseñadore­s que vienen de la propia casa. T. T.: Creo que eso terminó porque los diseñadore­s estrella fueron creados por las grandes empresas francesas: Pinaud, Arnault, Kering y Louis Vuitton, PPR… compraron las marcas y quisieron darle una identidad a esas firmas, así que pusieron a diseñadore­s icónicos al cargo. Pero ahora la gente sabe que detrás de una compañía no solo hay un director creativo, hay toda una maquinaria, así que creo que en estos momentos se apuesta más por el desarrollo de la compañía en sí misma, sin vincularla a la imagen del hombre que hay detrás del show.

POR ALFREDO MURILLO

"El lujo es una forma de vivir. No consiste en gastar y gastar mucho dinero"

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