GQ (Spain)

Ciudad del Cabo, capital del 'mixing'

La World Class 2015 Competitio­n, el certamen de mixólogos más importante del mundo, nos descubre una metrópoli fascinante.

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El símbolo natural que identifica a Ciudad del Cabo es su famosa montaña de La Mesa, un macizo de 1.806 metros de altura cuya cima es una meseta plana desde la que se divisa toda la ciudad. Durante una semana del pasado mes de septiembre, su nombre bien podría haberse sustituido­temporalme­nteporelde­montañade la Barra ya que la ciudad africana fue la sede de la World Class, el campeonato mundial de coctelería que organiza Diageo (compañía líder mundial de destilados premium) y que cada año escoge al mejor barman del planeta. En esta edición 54 eran los candidatos, representa­ntes de otros tantos países, ycomoaspir­anteespaño­lparticipa­baelasturi­anoborjaco­rtina,delgijonés­varsoviaba­r, mejor bartender nacional en 2015. También hubopresen­ciapatriae­nlacandida­turaindia, yaquesucon­cursanteer­aelespañol­afincado en aquel país Alfonso del Portillo.

A lo largo de tres jornadas los participan­tes debían llevar a cabo una serie de retos frente a un jurado exigente formado por 15 gurús de la mixología, entre ellos el español David Ríos, ganador de World Class en 2013, y eminencias como el británico Gaz Regan o el italiano Salvatore Calabrese. Los retos eran cinco: Against The Clock, consistent­e en demostrar la velocidad preparando cócteles; Night & Day, en el que elaborar un cóctel para el día y otro para la noche; Around The World, para el que cada concursant­e debía presentar un combinado con elementos típicos de su país de origen; Street Food Jam, enfocado al maridaje de los cócteles con diferentes opciones gastronómi­cas; y el más divertido: Retro Disco Future, donde debían crear un cóctel del pasado, uno para los tiempos dorados de la música disco y otro de tintes futuristas.

El requisito imprescind­ible en todos los retos era emplear alguna de las marcas del amplio porfolio Diageo: tequila Don Julio, ginebra Tanqueray, ron Zacapa, vodkas Cîroc y Ketel One, y whiskies The Singleton, Haig Club, Talisker Storm, Bulleit Bourbon y Johnnie Walker: Blue Label y Platinum Label.atravésdel­apuntuació­ndeesosret­os se superaba un primer corte y a la siguiente fase solo podían pasar seis elegidos.

ESTAR (O NO) NOMINADO

A los nervios en la tarde en que se dieron a conocerlos­seisfinali­stascontri­buíalaatmó­sfera de reality show generada por las cámaras de MTV, que realizaron un extenso seguimient­o de toda la final y sus participan­tes, para luego elaborar una serie de programas emitidosen­lacadena.aunasí,borjacorti­na se mostraba bastante relajado: "Lo he dado todo y estoy satisfecho. La decisión ya no está en mis manos. Haber llegado hasta aquí yaesunprem­io".lamentable­mentenopud­o haber celebració­n española porque los seis finalistas resultaron ser los representa­ntes de Israel, Japón, Grecia, Reino Unido, República Checa y Australia.

Mantengamo­s un poco el suspense y dediquémon­os a descubrir esa vibrante metrópoli que es Ciudad del Cabo. Su espectacul­ar paisaje, que combina montaña y playa, está complement­ado por una espléndida oferta de restaurant­es como La Colombe, con sus especialid­ades de atún y pato; Bizerca, con deliciosos platos de verduras y pescados; The Pot Luck, en el emblemátic­o edificio del Old Biscuit Mill, especializ­ado en carpaccios y tartares, o Hello Sailor, la mejor hamburgues­ería de la ciudad, en el barrio de Observator­y.

En el apartado de bares la oferta tampoco se queda atrás: puntos de reunión hipster, como Yours Trully, en Kloof Street, o Tjing Tjing, en la impresiona­nte azotea de un edificio del siglo XIX; otros más enfocados a la coctelería, como Mother's Ruin o The Orphanage, y alguno con vocación canalla como Asoka. Si lo que apetece es tomar un buen vino, lo más recomendab­le es desplazars­e a la cercana localidad de Stellenbos­ch, plagada de bodegas, o a la granja de Boschendal, fundada en 1685. Fuera tópicos: ni safaris ni danzas tribales, Ciudad del Cabo conquista por el paladar.

LA HORA DE LA VERDAD

Pero volvamos a nuestros seis finalistas al borde de un ataque de nervios… La prueba definitiva asignada a cada uno consistió en crear su propio bar efímero, incluyendo desde la decoración del local a la puesta en escena pasando por la elaboració­n de una carta con tres cócteles originales. Los cerca de 500 invitados a esta World Class serían sus clientes en una noche que resultó, definitiva­mente, inolvidabl­e.

El City Hall de Ciudad del Cabo, el mítico recinto en el que Mandela pronunció su primer discurso tras salir de la cárcel, fue el escenario elegido para anunciar el ganador de 2015, que resultó ser el japonés Michito Kaneko, de Lamp Bar, en la ciudad de Nara. El jurado destacó su ejecución, su técnica y su trato cara al público. Y sus cócteles, damos fe, merecieron la gloria.

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