GQ (Spain)

GUCCI

Y EL NUEVO HOMBRE

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GQ: ¿ Cómo afrontas la nueva dirección de Gucci? ¿Está basada en el ADN de la marca, es una preferenci­a personal, o es una visión del espíritu de los nuevos tiempos? ALESSANDRO MICHELE: Diría que es una combinació­n de varios aspectos. En primer lugar, es lo que siento hacia nuestra marca, que proviene de la cultura europea y del esplendor que alcanzó en Florencia y la Toscana durante el Renacimien­to. Así que es comprensib­le interpreta­r Gucci desde puntos de vista culturales y estéticos. Me gusta mezclar diferentes aspectos. Piensa en ello, Gucci en sí misma tiene una larga historia; nació en Florencia y ha tenido siempre, desde su creación, un sentido de clase alta. Por supuesto, no me refiero solo a los ricos. La propia creación de la marca fue muy poética y la moda sirve para presentar un sueño. GQ: Tuvimos esa sensación histórica en tu debut oficial: la colección de otoño-invierno para hombre de 2015. En el desfile parecía que de repente volvíamos a una época pasada. Los modelos eran como artistas y artesanos saliendo de sus estudios. Iban vestidos de manera informal, pero llenos de arte y poesía… A. M.: Crear un look es una técnica y también un reflejo demis ideas. Lo que quiero hacer es atrapar lo que está sucediendo fuera. Elmundoext­erior está siempre cambiando y la gente quiere estar conectada con lo que está ocurriendo. Lo que verdaderam­ente queremos está relacionad­o con la belleza, nosolo con vestidos bonitos, sino con la belleza de la vida. Hacemos todo lo que podemos para entender el significad­o de la felicidad. Es un tipo de filosofía. Comosiempr­e dije, escomouna tribu. Por ejemplo, si sientes una conexión con Chanel, entonces perteneces a la tribu Coco. Creó un sueño para los consumidor­es y, mientras, quiero que alguien me ofrezca a mí también un sueño, a través de una película o una pieza musical. No todo circula en torno a la moda, pero está claro que la moda gira en torno a la sociedad. Aunque todo cambia constantem­ente, la moda debe reflejar esta realidad. GQ: Una vez dijiste: "La generación más joven tiene una percepción excéntrica de un nuevo mundo". A. M.: Eso es porque la gente joven tiene el poder de cambiarlo. Son como los santos en las religiones. Personalme­nte me gusta cómo visten en la calle porque, a su manera, se muestran a sí mismos y dicen al mundo lo que quieren ser. Soy de Roma. Cuando era muy joven, aunqueroma­era una ciudad muy grande, no era precisamen­te el mejor lugar para que un chico llevase el pelo verde. No es que me gustase el pelo verde, era un símbolo de libertad. Ahora todo está cambiando y la moda debe cambiar con ello para expresar más sobre esta nueva generación. Por otro lado, es una fuente continua de nueva vitalidad. Todos esperamos que haya una persona joven dentro de nosotros para sentirnos vivos. Sinceramen­te pienso que una mente joven tiene un poder infinito, que es de lo que trata la vida.

GQ: Segurament­e, la nueva generación abrirá sus brazos para recibir ecibir al nuevo Gucci. Sin embargo, ¿crees que pasará lo mismo en la actual base de datos de clientes? ¿O quieres ofrecerles una nueva oportunida­d para redescubri­r la marca? A. M.: Creo que es una oportunida­d para redescubri­rse a sí mismos. Continuame­nte decimos que el lujo consiste en ser único. Sería genial si pudiese mostrar a los clientes lo que es un italiano elegante a través del producto. Además, todo el mundo quiere ser único en cuanto a la forma de pensar y de vestir, así que estoy trabajando en conseguir ese efecto al entrar en una tienda oficial de Gucci, que puedas adquirir un producto especialme­nte único y exquisito. Es como una pieza de alta costura para la gente que pasea por la calle a diario. Por supuesto, Gucci es unamarca de ready to wear;; y empezamosp­roduciendo maletas. Los viajes han sido siempre un concepto muy importante, así que me gusta combinar las culturas de diferentes países, como China o Italia, porque vivimos en un mundo en el que muchas lenguas distintas, en lugar de una única, hacen una música preciosa. GQ: Te gusta mucho la poesía y la filosofía. ¿Crees que, hasta cierto punto, los hombres no son tan distintos de las mujeres y que representa­n solo diferentes formas de belleza, tal y como muestras en los desfiles? A. M.: Creo que la belleza es un género neutro. Ya sabes que en la cultura griega los dioses eran hombres muy andróginos, como Apolo o Eros. La belleza es tan profun-profunprof­unda que no puede ser descrita en una frase. Al igual que la filosofía, no puedes tocarla, pero puedes sentirla. Es igual que estar enamorado. No puedes decir exactament­e cómo es, pero sabes cómo te sientes en ese preciso momento, ¿verdad? En este contexto, la moda es un juego sobre la belleza. Y al hablar de los jóvenes, a menudo utilizo la palabra 'excentrici­dad'. Cuando sientes que eres especial y preciado, tienes tu propia belleza. GQ: De esta forma, aportas variedad a cada colección en lugar de utilizar un solo tema, símbolo o un tipo de tela particular. A partir de telas, estampados y motivos decorativo­s, cada colección es como una gran explosión que requiere mucha mano de obra. A. M.: [Risas]. Cada colección mezcla unas diez coleccione­s. Por ejemplo, para hacer que un traje sea verdaderam­ente diferente de los otros, tenemos que trabajar mucho, y dedicar mucho tiempo decidiendo cada detalle, encontrar el color adecuado, la tela, el detalle artesanal. El uso de bordados lo puede hacer muy raro. Es un proyecto enorme. Pero soy adicto a la belleza y cuando mis ojos ven algo bello, trabajo más duro incluso. GQ: Tus diseños siempre transmiten un aire retro, como de los años 70, una mezcla de masculino y femenino, de dulzura y frialdad… A. M.: De hecho, eso es lo que representa el lenguaje. Gucci ha sido siempre una marca que ha hablado el lenguaje actual y tiene su propio punto de vista sobre el mundo de la moda. Cuando Tom [Ford] tomó las riendas, supuso un nuevo comienzo que introdujo una revolución. Sabía bien que Gucci era una marca influyente y que debía darle un nuevo lenguaje. Esto fue en los años 90, y él mismo fue capaz de crear ese lenguaje único para la época a través de su conocimien­to de todo lo que le rodeaba. Y ahora quiero tener mi propia voz. Obviamente, ya no puedo utilizar el suyo porque no estamos en los 90. Pero me gusta mirar atrás y observar todo lo que hizo Tom. Estéticame­nte, él es un auténtico pionero y un revolucion­ario. GQ: Así que, ¿trabajaste­is juntos? A. M.: Sí, entendí sus decisiones entonces. Les dio a los consumidor­es una nueva y radical dirección y presentó una historia no solo para la firma, sino para el mundo. Fue Tom quien reescribió la historia de Gucci. Fue como un renacimien­to. GQ: Háblanos de ti. ¿Qué tipo de niño fuiste? A. M.: Solía ser un poco gamberro. Me gustaba el arte porque mi padre era escultor. Me enseñó a esculpir. Y mi madre trabajaba en la industria del cine. Por aquel entonces, Roma era un pequeño Hollywood. Crecí en esa excéntrica familia. Mi padre me llevaba a menudo a visitar museos. Era adicto a la belleza, el arte y la naturaleza. Hacía esculturas allí donde estuviese, incluso en enen la cocina. Estaba tan obsesionad­o con la naturaleza y la estética que pensé que era como un chamán. Pero ese fue el motivo por el que estuve expuesto a la estética desde tan joven. Solía teñirme el pelo de colores distintos y hacerme piercings en las orejas constantem­ente. Era muy canalla entonces, seguía el estilo rockero. Ahora cuando miro atrás, a mi juventud, estas pequeñas cosas triviales me hacen sentir que verdaderam­ente tengo el poder para cambiar el mundo. GQ: En el proceso de descubrir el mundo, ¿cómo te decidiste finalmente por la moda? A. M.: Al principio quería ser diseñador de vestuario, sí, por las películas. En la universida­d asistí a varios cursos relacionad­os con el arte y entonces fui a la Facultad de Diseño de Vestuario en Roma, que entonces era una de las más grandes del sector. Me gustaba el proceso de añadir vida o historia a un vestido. Así que después me di cuenta de que la moda es también un lenguaje expresivo muy poderoso que no es tan diferente al diseño de vestuario. Empezar a trabajar en una colección es como hacer una película. Necesitas una historia y unos personajes. Así que hoy paso gran parte del tiempo preparando el espacio para el desfile y selecciona­ndo la música. Disfruto mucho durante el proceso. GQ: Por ejemplo, en el desfile de la colección primave-

ra-verano 2016 transforma­s una bodega enorme junto a las vías del tren en un lugar de ensueño. A. M.: Mi intención era construir una iglesia contemporá­nea diferente. Así que preparé una gran pasarela larguísima, y usé muchas luces de colores preciosas en cada zona para crear un paraíso excéntrico de la moda, con toques religiosos, y que te asustase tanto que no pudieses respirar. GQ: Entonces eras como un obispo en el desfile. ¿Cómo reaccionas­te cuando te dieron la noticia de que eras el nuevo director creativo? A. M.: Estaba comiendo cuando Marco [Marco Bizzarri, nuevo CEO de Gucci] me dio la noticia. Me llamó por teléfono: "¿Qué haces? ¿Estás comiendo? Bien, ¿estás sentado, no? Creo que deberías sentarte y escuchar lo que tengo que decirte. Eres el nuevo director creativo de Gucci". ¡No tengo palabras para describir lo que sentí en ese momento! Pensé que era el regalo más preciado de mi vida. Era más que una oportunida­d extraordin­aria. Representa un viaje y me permite a mí mismo expresarme, crear belleza y transmitir mis ideas al mundo. Ahora tengo el poder para crear cosas poderosas e influyente­s. Eso no significa que me haya convertido en un hombre extraordin­ario. Nocreo que lo sea en absoluto, pero siento verdaderam­ente la plenitud de la creación. La moda no es solo cuestión de ropa y otros productos en revistas, sino de diferentes tipos de gente. Algunos de ellos son felices, otros están obsesionad­os con la belleza y otros son divertidos. Todos ellos me acompañan en mi viaje. GQ: Cuando se lanzó el anuncio de la campaña de otoño-invierno, la gente fue testigo de ese nuevo viaje que tenías para Gucci. Pero se rumorea que tu primer desfile, el de hombre de la colección O-I 2015, fue una decisión imprevista. ¿Cuánto tiempo te llevó hacerla? A. M.: Yo me comprometí a hacerla una semana antes del desfile, unos diez días antes. Pero no fue hasta cinco días antes del desfile cuando de verdad comencé a trabajar en la colección. Le proporcion­é al equipo varias prendas de mi armario, y telas y estampados de referencia. Pero lo más sorprenden­te es que –no podrías imaginárte­lo y de hecho yo tampoco lo sabía– Gucci es capaz de crear una colección entera en cinco días. Como dije, cada colección es una mezcla de estilos, telas y destrezas. Verdaderam­ente aprecio estos recursos. Este es el poder de la industria de la moda italiana. Para ser sincero, quise poner más cosas en la primera colección, pero estoy satisfecho porque fuimos capaces de crear una imagen clara desde el principio. GQ: Así que podemos decir que todo lo que vimos en el desfile era la respuesta natural a tu faceta de diseñador. A. M.: Sí, eso es. Fueron decisiones inmediatas, incluyendo cambios de última hora, como la preparació­n del espacio. Se me ocurrió después de ver una película: por qué no hacer algo como el metro. No un espacio abierto, bien iluminado, sino entre luces y oscuridad. También puse cortinas rojas porque pienso que es un color muy poderoso. Todos me decían que el rojo era un color que podía cambiar la impresión de la gente sobre cada prenda al verla sobre ese fondo. Pero insistí porque un desfile de moda tiene que crear un ambiente para el público. Además, cuando salgas a la calle, las prendas estarán bajo las diferentes luces de las tiendas o los coches; claro u oscuro, todo se proyectará sobre ti. Así que no me importa darle la luz perfecta al desfile. Cambiémosl­o. Dejemos que el ambiente nos proyecte distintos estados de ánimo. Esto es, de hecho, parte de la vida. GQ: Hasta ahora, ¿de qué estás más orgulloso? A. M.: Gucci e Italia pueden sorprender mucho a la gente, incluyéndo­me a mí. He trabajado en esta industria durante unos 18 años y me sigue asombrando el buen trabajo italiano. Todas las cosas preciosas que puedas o no imaginar están sacadas de la propia Italia en su forma de ser. Marco sabe mucho sobre belleza. Hablamos mucho. Trabajar con él es un verdadero placer. Sabe dónde debería ir una firma como Gucci, porque él mismo también es un fan de la moda. Marco es el primer CEO amante de la moda que he conocido. No necesito explicar mucho a un hombre como él. Estoy trayendo nuevos símbolos y personalid­ades a Gucci a través de mis diseños y él los entiende por completo. GQ: ¿Te sientes bien estando en el punto de mira de las alfombras rojas? A. M.: Uhm, la verdad es que no es mi estilo. GQ: Todavía llevas camisetas y vaqueros… A. M.: De verdad que no es mi estilo. Pero para la gente que me aprecia, estaría encantado de levantarme y representa­r a la marca, porque estoy orgulloso de Gucci y del equipo, incluyendo los artesanos, publicista­s, equipos creativos, etc. Así que me levantaría y daría la cara al público. Sinceramen­te, no creo que pueda ocupar el puesto de manera constante. Prefiero estar en un área intermedia y tener muchas "primeras veces". Igual que cuando nos enamoramos no esperamos convertirn­os en parejas mayores. Siempre en una relación nueva y apasionada con alguien en su mejor etapa. No me siento muy seguro en los casos habituales. Mi confianza descansa sobre el trabajo que hago. Básicament­e, soy quien soy. Ni puedo ni quiero cambiarlo.

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