ESTATUAS
Poco antes del último campeonato mundial de fútbol, a Messi le pusieron una estatua en Buenos Aires. Una reproducción a todo color, de tamaño natural y tallada a conciencia. Bien mirado, el futbolista tiene todo el aspecto de un muñeco de futbolín pero en grande. Algo no muy difícil si atendemos a la realidad, esa que hace que la hinchada madridista no sea muy ingeniosa a la hora de buscar parecidos para armar el insulto.
La estatua representa a un Messi vestido con la equipación de la selección argentina. Aparece levantando los dedos hacia el cielo, ese gesto característico que siempre realiza para celebrar un gol. Días después de su puesta de largo, la estatua amaneció con los dedos amputados. Suele pasar, y si no que se lo pregunten a la Cibeles, que ya ha sufrido algunas. La más sonada fue en el Mundial del 94, cuando España ganó a Suiza por tres goles a cero. Aquello fue un delirio que se llevó a los últimos extremos y la Cibeles perdió el brazo tras la celebración mal entendida. Dicho esto, volvamos con Messi, pues también tiene otras estatuas aparte de la de Buenos Aires.