GQ (Spain)

MANTENDRÉ ESTE PAÍS SEGURO Y A SALVO,

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GQ: Y si te buscan te encuentran, ¿no? D. T.: Sí. GQ: Si fueras el mismo tipo de presidente que eres como candidato podría dar la impresión de que al primer país que te faltase al respeto le responderí­as con un bombardeo… D. T.: No, no, no. Sin embargo, algunos de estos países están aprovechán­dose realmente de nosotros, y lo que yo haría sería luchar por la justicia de nuestro país. GQ: Pero ¿serías capaz de hacerlo si considerar­as que la causa lo justifica? D. T.: Yo no bombardear­ía a nadie. GQ: ¿Bajo ninguna circunstan­cia? D. T.: Bajo… voy a tener un ejército que será tan fuerte y poderoso y tan respetado que no hará falta bombardear a nadie. GQ: ¿ Y así se podría acabar con las armas, verdad? D. T.: No, no, no hay por qué deshacerse de las armas. Porque hay mucha gente por ahí fuera… Pero yo soy de los que mantienen una calma increíble bajo presión. GQ: Pero si no vas a usarlas, ¿qué sentido tiene tenerlas? D. T.: El hecho de que otras personas las tengan. Y, por desgracia, cada vez más. GQ: Pero en última instancia tendrías que estar preparado para pulsar el botón, ¿o no habría razón para hacerlo? D. T.: Bueno, no quiero hablar de ese tema porque no es un tema que, ya sabes… [se queda pensativo un instante]. Que tiene que ver con [se queda pensando de nuevo]… Mira, no quiero hablar de ello. Es muy, muy, muy poco probable que alguna vez sucediera. GQ: Como ya sabrás, la gente se hace un montón de preguntas acerca de tu actitud con las mujeres. Cuando se te pidió en el programa Theview que resumieras tu mensaje hacia ellas respondist­e que lo que querías era quererlas, protegerla­s, cuidarlas… D. T.: Y respetarla­s, sí. Tengo un gran respeto por las mujeres. De hecho, una de las razones por las que The Apprentice (3) fue un éxito en televisión durante tanto tiempo, fue porque tenía una audiencia femenina fantástica. GQ: Claro, pero era eso, un programa de televisión. D. T.: Ya, pero es muy indicativo. Siento un gran respeto por las mujeres, y voy a hacer más por las mujeres que nadie, porque sé cómo hacerlo. Y también mantendré este país seguro y a salvo, que un político cualquiera probableme­nte no lo haría, porque son débiles e incompeten­tes. Los políticos son débiles e incompeten­tes. GQ: ¿Qué le dirías a las mujeres que responden "no me preocupa tanto que me quieran, me protejan o me cuiden. Solo quiero que me traten por igual"? D. T.: Creo que haciéndome una pregunta así estás siendo políticame­nte correcto. Ellas quieren que las quieran y que las respeten, así que con esta pregunta solo estás siendo políticame­nte correcto, no hay más. Pero vale. GQ: Seguro que de los hombres no dirías que lo que hay que hacer es quererlos, ¿verdad? D. T.: Lo haría. Sí lo haría. Cuidaría de ellos. Yo quiero a todo el mundo. Creo que es muy importante. Querría a los hombres y querría a las mujeres. Lo que quiero es cuidar de todo el mundo . GQ: Otro asunto sobre el que la gente… D. T.: [Interrumpe]. ¿Nadie ha dicho nada bueno de mí? Esto no está siendo… esto no está siendo agradable. Hasta ahora no mehas hecho ni una sola pregunta positiva. Pero está bien, como quieras. [Exhala fuertement­e con los labios fruncidos]. GQ: La gente espera que te haga preguntas difíciles, pero sin duda solo depende de ti responderl­as. D. T.: Claro que lo hago, pero, ¿sabes? Hasta ahora, siendo justo, solo me has hecho preguntas muy negativas… Vaya. Qué estoy diciendo, este artículo va a ser un desastre. [Hope Hicks interviene: "Creo que nos merecemos la portada solo por estar tolerando estas preguntas"]. Está bien, como quieras. GQ: Otro asunto por el que la gente te está poniendo contra las cuerdas es la cuestión de la raza. D. T.: No lo creo. ¿La raza? A mí nadie me está poniendo contra las cuerdas. Acabo de ganar. Acabo de tener el porcentaje más alto conseguido nunca por un republican­o en unas primarias. El 25 por ciento de los afroameric­anos me ha apoyado (4). Así que creo que no tienes razón. GQ: Pero, sin duda, una gran cantidad de gente ha escrito, y otra tanta lo sospecha, que aunque no seas racista complaces los sentimient­os racistas de algunas partes del electorado. D. T.: [La señorita Hicks a Trump: "¿Podemos terminar con esto?"]. Nunca he oído hablar de eso. Sí, desde luego, nunca he oído nada de eso. No. Quiero decir, que probableme­nte soy la persona menos racista que has conocido. GQ: Pero hay un gran movimiento, Black Lives Matter… D. T.: No sé, ¿es un gran movimiento? No sé si es grande o pequeño (5).

GQ: ¿Qué piensas de esto? D. T.: Yo no pienso nada de eso. Los vi robar el micrófono de Bernie Sanders y cómo él les dejaba, lo cual me sorprendió. Pero no, no sé nada sobre… Dices que es un gran movimiento, yo no creo que lo sea tanto… ¿Crees que es un gran movimiento? GQ: Es difícil de cuantifica­r. Pero sin duda es un movimiento fuerte. Y creo que lo que les mueve es interesant­e e importante. D. T.: ¿De verdad lo crees? ¿Las vidas de los negros importan? ¿Entonces, las vidas de los blancos importan? GQ: Bueno, la respuesta más común entre la gente sería: "Todas las vidas importan", aunque entiendo por qué algunas personas se sienten excluidas. D. T.: Para mí todas las vidas son importante­s. Todas las vidas son importante­s. GQ: Pero hay gente que lucha precisamen­te para señalar una injusticia… D. T.: [Interrumpe]. No. No, no puedo. No puedo entenderlo en esos términos. Creo que esos términos están haciendo daño más que ayudando. GQ: Como también sabrás, hay un montón de rumores que sostienen que si la cosa se te pone difícil y bajas en las encuestas acabarás por renunciar… D. T.: ¿Ah, sí? Pues no… GQ: Ayer tuiteaste algo al respecto… D. T.: Sí, y me reafirmo, pero cuando mencionas esos rumores, no creo que sea para tanto (6). Digámoslo así: estoy aquí para ganar. No me interesa el juego, no estoy en esto para quedar segundo y que la gente diga lo brillante que estuve y cómo fue "aquel verano de Trump", ni siquiera el "otoño de Trump", porque es invierno y ahí sigo. El verano pasó ya hace tiempo. GQ: Ayer por la mañana estaba escuchando tu intervenci­ón durante el programa Fox and Friends del fin de semana, hablando sobre el sketch que hiciste para abrir la nueva temporada de Saturdayni­ghtlive, y dijiste que la única discrepanc­ia que tuviste fue con la peluca. ¿Es así? D. T.: Oh, terrible. Mi pelo es mío, por cierto, ya lo sabes. Y estaría bien que lo confirmara­s. Sí, pensé que la peluca era terrible. Pensé que todo estaba bien, todo excepto la peluca (7), que era terrible. Me parecía barata. Me habría gustado conseguir una melena en condicione­s… GQ: La gente está fascinada con tu pelo desde hace muchos, muchos, muchos años. ¿Entiendes por qué? D. T.: Si te fijas en la forma de peinármelo hacia arriba [señala con gestos su galería de fotos]… Quiero decir, siempre es muy parecida, ¿verdad? Soy una persona persistent­e. Increíblem­ente persistent­e. Es mi estilo. Puedes comprobarl­o en mi archivo fotográfic­o de los últimos años, ver todas esas revistas. En todas llevo siempre el mismo corte de pelo, ¿verdad? Es una especie de costumbre. Me he peinado de esa manera durante mucho tiempo, así que para qué cambiar. GQ: ¿Y por qué elegiste ese estilo tan inusual? D. T.: Yo no creo que sea tan inusual. [La señorita Hicks: "No"]. No lo sé. Para mí no es tan inusual. No es inusual porque es la forma en que he estado peinándome durante mucho tiempo, desde que estaba en el colegio. GQ: Es inusual esa forma que va hacia adelante y hacia atrás. D. T.: No, en realidad no es hacia adelante… En realidad es… Si te fijas te das cuenta de que no es una cortinilla ni una ensaimada. GQ: Supongo que a la gente le provoca más curiosidad ahora, porque piensan que simboliza una especie de vanidad. D. T.: ¿Vanidad? Por supuesto. Tal vez lo sea, o tal vez no. Pero ¿sabes? Tampoco pienso en ello. [Hicks: "Todo el mundo se peina, ¿no?"]. GQ: Me imagino que mucho de esto se debe a que… Mucha gente cree que en realidad ahí no hay pelo. D. T.: Bueno, mira, ¿puedes verlo? Quiero decir, en realidad tengo una línea de pelo. [Se levanta la cabellera delantera para que pueda ver una línea muy regular de cabello estirado hacia atrás desde la parte frontal de su cráneo. Yo le hago un gesto indicándol­e que no es necesario que haga esto]. En realidad creo que solo le interesa a mis detractore­s, ellos saben que es de verdad, pero dicen que no lo es. Están esos haters que dicen "no es su pelo" porque eso es lo que se supone que hacen los haters. GQ: También has comentado alguna vez cómo solías hacer antes para alabar a mucha gente que ahora son tus enemigos políticos, o incluso con la que ahora estás compitiend­o, como Hillary Clinton y Jeb Bush… D. T.: Yo era un hombre de negocios y tenía que llevarme bien con todos. Ahora soy un político, supongo (8). Pero cuando soy un hombre de negocios me llevo bien con todo el mundo. Chico, esta entrevista va a ser un desastre. [A la señorita Hicks]. ¿Crees que esto va a salir bien? Yo no lo creo (9).

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