Mujer contra mujer
La editorial Taschen recopila en un libro los mejores retratos femeninos de la fotógrafa francesa Bettina Rheims.
Bettina Rheims siempre ha sido una fotógrafa de piel; o, si se prefiere, una exploradora del cuerpo humano y de las historias que narra cuando, desprovisto de ropajes, muestra su cruda realidad. Pero su fascinación por el desnudo femenino, lejos de erotizar al espectador, lo inquieta y agita, lo desasosiega. Las diferentes series de la artista francesa, que han indagado en la marginalidad de prostitutas, presas, strippers o travestis, pero también en el mundo de papel cuché de actrices, cantantes o modelos, revuelven algo en el interior del que mira y establecen un diálogo en el que se redefinen los roles
sexuales, los cánones de belleza y el concepto mismo de feminidad –o androginia–. Abettina le fascinan las historias bellas con paisajes sórdidos de fondo. Así, un ángel devictoria's Secret como Lara Stone es en la portada de su último libro una figura frágil e imperfecta, pero al mismo tiempo poderosamente sexual: la criatura descosida y magullada que deja arrumbada sobre el lecho el acto salvaje y primitivo del coito.
Las mujeres de Bettina son decididas y fuertes. Más allá de la anécdota del desnudo, muestran siempre una voluntad vigorosa. También iconoclasta y reivindicativa. Sus juegos no son meros divertimentos homoeróticos como ciertas instantáneas de Ellen Von Unwerth. Para ellas, el sexo no es un arma que se carga a voluntad del que mira, sino un obús sin estallar en medio de un colorido campo de amapolas.
Treinta y cinco años de profesión dan para mucho y el trabajo de Rheims es, tal vez, inclasificable en su conjunto sin
acudir a vocablos gastados como provocación o impudicia. Fotografías como las de la serie I.N.R.I., en las que reinterpreta en clave contemporánea algunos pasajes bíblicos, son tan audaces y modernas hoy como cuando se publicaron por primera vez, en 1997. Su feminismo es una suerte de activismo que, a los 63 años, gira de lo políticamente incorrecto a lo político a secas. Por eso las celebrities la adoran. Porque las retrata como seres humanos de carne y hueso con pulsiones, instintos e inseguridades. Porque expresa a través de ellas el alma torturada y poderosa del eterno femenino.