LA GRAN HIPÉRBOLE
La nueva colección ALTA SARTORIA de Dolce & Gabbana ofrece la posibilidad de crear un armario sin límites. Si lo puedes imaginar, lo puedes tener.
Dicen las tradiciones mitológicas que todo lo que tiene nombre existe: insólitos númenes, fuerzas sobrenaturales y un sinfín de leyendas épicas que dan forma a una realidad que nunca conoceremos –no mientras vivamos en este mundo y tengamos rutinas tan fascinantes como esperar a que se cargue la batería del smartphone o meditar sobre por qué siempre se nos mueren las orquídeas–. Si damos por válida esta vieja idea pagana, es probable que todo lo que algún día imaginamos y nombramos exista en algún lugar. Desde lo más anodino hasta lo más extraordinario. ¿Camisas que se planchan solas? ¿Un traductor de llantos de bebé? ¿Un pronóstico del tiempo fiable? ¿Un taxista con datáfono?
Seguro que los genios míticos que defendían la idea de que todo lo nombrable existe se referían a fenómenos más elevados, a todas esas circunstancias sobresalientes que exhiben un ilimitado poder creativo, las que no se someten al fascismo de la urgencia o el apremio de las modas. Esas que desafían el sentido funcional de todo lo que se hace y se defiende, las que se reivindican sin ningún porqué y sin pedir permiso, las que superan la cursi etiqueta de lo emocionante y rozan la todavía más cursi etiqueta de lo sublime. ¿Por ejemplo? La máxima expresión de la moda: la alta costura.
Hace poco más de un año Dolce & Gabbana dio nombre y forma a esa idea y la introdujo en la categoría más elevada, la que consigue erizar y estimular. Le dio una identidad y la hizo real: Alta Sartoria, la primera colección de alta costura masculina del mundo. Una iniciativa que consuma todas las obsesiones creativas de Domenico Dolce y Stefano Gabbana, quizá la pareja de diseñadores más famosa del mundo. Una alianza que suma ya tres décadas de festín creativo y celebración del estilo de vida italiano.
EL SASTRE ATUS PIES
Junto con su hermana –Alta Moda es la línea para mujer–, esta expresión de la costura a la vieja usanza tiene como objetivo satisfacer los deseos de los clientes más exigentes. Hace dos meses, justo una semana después del desfile que celebraron en el marco de la Milan Fashionweek con las propuestas masculinas para el próximo otoño-invierno, presentaron la tercera colección Alta Sartoria. Lo hicieron a la manera clásica: inmediatamente después del show ofrecieron a sus mejores clientes la posibilidad de encargar los diseños que acababan de mostrarse con las modificaciones que cada cual eligiese. Esa es precisamente la esencia de la alta costura: una atención personalizada que se adapta a todas las neuras, caprichos o rarezas. ¿Que el señor desea la chaqueta del último look con los botones de la americana del primer modelo y los bordados del esmoquin verde? Subito!
Además, la heterogeneidad de los clientes, procedentes de ambos hemisferios –todos de su padre y de su madre pero con un gran desapego por el dinero–, hace que Alta Sartoria no distinga entre moda de verano e invierno. ¿Acaso no es posible tomar el sol en St. Barth y esquiar en Aspen en la misma semana? En Instagram hay gente que incluso lo hace al mismo tiempo. Y varias veces al día.
La nueva colección es una amalgama de influencias históricas y referencias deportivas de los años 30 –tenis, golf y equitación– pensadas para complacer a esos aprendices de Gatsby que, lejos de permanecer encerrados en casa, mueven el trasero y viajan por el mundo. Alta Sartoria ofrece trajes estampados, esmóquines cruzados, loungewear, abrigos fastuosos y equipaciones sporty con los detalles más exclusivos. ¿Y si las fuerzas mitológicas también se vistieran con sedas superferolíticas? Si se puede nombrar existe.
Alta Sartoria culmina tres décadas de trayectoria y consuma todas las obsesiones creativas de Domenico Dolce
y Stefano Gabbana