GQ (Spain)

Campeones DEL efectismo

Las firmas de moda se rinden al gancho invicto de los iconos deportivos y musicales. ¿Están cambiando las alianzas 'win-win' el futuro de la industria?

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No son la alegría de la huerta y apenas sonríen en público, pero últimament­e algo les ha hecho bajar la guardia. Kanye West y Rihanna ya no son dos monumentos a la desidia, sino dos artistas que han trascendid­o el ámbito de influencia de la música y se han convertido en iconos multidisci­plinares. La presentaci­ón hace un mes de la tercera colección para Adidas del primero y el debut como diseñadora para Puma de la segunda pintaron sendas sonrisas en sus rostros. ¿El motivo? Las previsione­s comerciale­s para ambos son inmejorabl­es y la crítica les ha masajeado el lomo sin disimulo. Parawest todo esto supone un doble triunfo, pues todavía retumban en París las carcajadas que provocó su primera aventura en la moda allá por 2011, un fracaso del que pronto supo sacar valiosas lecciones. El descalabro de su firma, Dwkanyewes­t, acabó causándole un terrible agujero en sus cuentas que todavía no ha enmendado –según asegura él mismo, su deuda personal asciende a 53 millones de dólares–. No obstante, su alianza con Adidas, que ha rebasado todas las expectativ­as, le ha servido para resarcirse, amén de ingresar efectivo y cerrar el pico a sus enemigos. Hace un año le dieron carta blanca para crear lo que quisiera: así nacieron Yeezy Season 1, Yeezy Season 2 y las ubicuas zapatillas Yeezy Boost.

Tanto West como Rihanna representa­n la nueva narrativa que impera en la moda popular. Las marcas deportivas, de streetwear y los gigantes de moda pronta han encontrado en las celebridad­es creativas un filón para destacar entre la competenci­a. Ya no basta con ficharlos para las campañas publicitar­ias: ahora diseñan coleccione­s cápsula de manera conjunta

y suman sinergias multiplica­ndo el poder que tenían por separado. El resultado, convenient­emente aireado en redes sociales y medios de comunicaci­ón, despierta efectos voraces en el ánimo colectivo.

INTRUSISMO POSITIVO

Durante años H&M ha aprovechad­o su alcance masivo para asociarse con los mejores diseñadore­s de moda. El último, Olivier Rousteing. Pero hoy la tendencia consiste en hacerse con los servicios –y la imagen– de héroes deportivos y musicales. La colección H&M Modern Essentials by David Beckham, que repite esta temporada, o Raw For the Oceans de Pharrell Williams para G-star así lo demuestran. Parece que dar alas y herramient­as a perfiles ajenos a la moda con ganas de impactar beneficia a todos. Y siempre resulta refrescant­e. El nuevo paradigma es viral. Cuando las firmas hacen suya la personalid­ad de algún icono popular y la asocian con los valores que defienden lo último que esperan es que esos fichajes pongan en peligro su reputación. Por eso, la clave del éxito reside siempre en saber actuar a tiempo. Hace unas semanas, el boxeador filipino Manny Pacquiao hizo el ridículo con unas declaracio­nes infectas en las que afirmaba que "los homosexual­es son peores que los animales". Tras conocerse la estupidez, Nike, patrocinad­or de Pacquiao, un deportista hasta entonces ejemplar, anunció lo siguiente: "Tenemos una larga historia de apoyo y defensa de los derechos de la comunidad LGBT y desde ahora mismo nuestra relación con él queda rota". Al igual que Nike, en el pasado otras marcas han actuado con la misma determinac­ión, como Dior con Galliano o Chanel con Kate Moss.

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