GQ (Spain)

'Are you cooking for me?'

En 20 años, el chef japonés Nobuyuki Matsuhisa y Robert De Niro han logrado hacer de Nobu mucho más que un restaurant­e: una marca global.

- ¿Y qué pensáis delmundo sin límites?

Los Ángeles, 1987. El director Roland Joffé (La misión, Los gritos del silencio) ha invitado a uno de sus amigos actores a cenar en un nuevo restaurant­e de moda en Beverly Hills. En una ciudad que vive del boca a boca, parece que Matsuhisa se ha convertido en el último grito gastronómi­co, donde su revolucion­aria cocina japonesa ha hecho que LA Times o The New York Times alaben su comida y a su serio y callado propietari­o, Nobuyuki (Nobu para sus amigos). Joffé ha estado aquí más veces y ha trabado amistad con el chef, así que al acabar la cena se lo presenta a su invitado.

Echando la vista atrás, Nobu recuerda salir a saludar y charlar con su amigo Bob. "Era muy amable", dice hoy Nobu. "Pero yo siempre había estado muy ocupado en la cocina y no sabía quién era. He pasado toda mi vida trabajando como sushi chef y no he tenido mucho tiempo de ir al cine".

Por suerte para el chef, a Robert De Niro eso no le ofendió. "No me acuerdo mucho de qué hablamos, pero sí de que la comida era increíble", dice De Niro con una sonrisa. "Y por eso le dije a Nobu: 'Si alguna vez piensas en abrir un restaurant­e en Nueva York, avísame…". El resto es historia. Una exitosa historia que se resume en 33 restaurant­es en los cinco continente­s y un tándem Nobu-de Niro imbatible 20 años después. Así es como lo hicieron…

GQ: En un restaurant­e, la comida es lo primero, ¿no? ROBERT DE NIRO: Cuando estuve en Matsuhisa, en Los Ángeles, nunca antes había probado comida japonesa como aquella. Los sitios que conocía en Nueva York eran buenos, pero muy tradiciona­les. Lo que estaba haciendo Nobu con influencia sudamerica­na era diferente y excitante. Pensé que era increíble. GQ: ¿La clave es tener un socio perfecto? NOBUYUKI MATSUHISA: Yo antes tuve un socio en Perú, pero no funcionó. Y en Alaska también tuve otro, pero solo mantuvimos el restaurant­e abierto 50 días antes de que fracasara. Así que abrí Matsuhisa en LA, que era solo mío y además era mi casa. Solo estábamos mi mujer –mi gran jefa–, y yo, y ya no quería trabajar para nadie más. Bob fue paciente, me trató con respeto y esperó durante años. En todo ese tiempo sentí que podía confiar en él. GQ: La paciencia es importante, especialme­nte para un chef… R. D.: Me pasé años pidiéndole que abriera su primer Nobu en Nueva York. Pero al principio él no estaba preparado para hacerlo, y lo entendí. Después yo abrí el Tribeca Grill y estaba buscando nuevos negocios. En todo ese tiempo, seguí la carrera de Nobu y mantuve el contacto con él a través de Drew (Nieporent), mi socio en el restaurant­e, hasta que finalmente le convencimo­s para que se viniese. GQ: Un restaurant­e es un negocio muy muy serio, ¿verdad? N. M.: Yo no bromeo con mis restaurant­es. Me lo tomo todo muy en serio. Si hay algún problema hablo con mi equipo y lo tratamos hasta que lo solucionam­os. Nunca digo que no a mis chefs. Ellos quieren probar cosas nuevas, y estoy abierto a ellas… aquí no soy solo yo. Somos como una familia y todos trabajamos juntos. GQ: El nombre es el mismo, pero en cada lugar Nobu es distinto y único… R. D.: Nobu tiene carisma y es apreciado por los clientes en cada uno de sus restaurant­es. Lleva su tiempo, pero hemos afinado nuestra experienci­a y sabemos abordar cada reto. Si un restaurant­e está en un momento bajo, o un chef tiene algún problema, podemos encontrar una solución. Nobu nos preocupa a todos. ¡Lo que ya no sé es si a Nobu yo le importo tanto! GQ: ¿Qué tal os lleváis con las estrellas Michelin? N. M.: No me preocupan las estrellas Michelin. Sin embargo, la comida, el servicio, el diseño, la ambientaci­ón y la energía sí que son verdaderam­ente importante­s. Mientras siga habiendo gente que venga y disfrute comiendo en Nobu, las estrellas no nos preocupan. R. D.: ¡Exacto! El movimiento se demuestra andando y el cariño cocinando… Y nunca mejor dicho.

cia R. D.: Durante mucho tiempo se nos acercaron empresario­s que nos invitaban a abrir un restaurant­e en sus hoteles para así darles más categoría. Y yo siempre me quedaba pensando: ¿por qué deberíamos darle más caché a un hotel asociándon­os con ellos cuando realmente podríamos abrir un hotel nosotros mismos? Para mí era el paso lógico, de ahí que abriéramos nuestros propios hoteles. GQ: Por cierto, ¿quién cocina cuando Nobu no está al pie de los fogones? R. D.: Yo tengo una pregunta muchísimo mejor: ¿quién cocina cuando no están ni Nobu ni la persona que cocina cuando Nobu no está? [Risas y suspense…]. ¡Cocino yo!

 ??  ??
 ??  ??
 ??  ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain