Mar de plástico
Y no hablamos de la serie, sino del método con el que combaten la sequía y la contaminación del agua en la soleada California.
Las sequías y la (mejorable) calidad del agua de California están empujando al Gobierno de Los Ángeles a tomar medidas drásticas… y sorprendentes. Una de las estrategias de conservación que más ha llamado nuestra atención ha consistido en llenar el embalse de la ciudad con ¡96 millones! de pequeñas bolas de plástico negro. "Si no se controla, la luz del sol precipita el crecimiento de algas en el agua. Estas, al mezclarse con los desinfectantes a base de cloro que usamos, pueden generar subproductos cancerígenos", explica Richard Harasick, director de operaciones del Departamento de Agua y Energía de Los Ángeles. Y aun hay más: además de frenar el crecimiento de plantas y organismos no deseados, las bolas que cubren la superficie también detienen la pérdida por evaporación de hasta 1.100 millones de litros de agua al año. "Este embalse (el de la imagen) es nuestro depósito más grande y el
que económicamente más nos está costando cubrir, aunque un revestimiento flotante hubiera sido muchísimo más caro", añade Harasick. Cada bola de plástico, de 10 cm de diámetro, cuesta unos 32 céntimos. Esta cifra multiplicada por el total de las que se han usado en el embalse supone un desembolso de más de 30 millones de euros. Aunque pueda parecer un dineral, el ahorro a medio plazo en comparación con la siguiente alternativa más factible es brutal: más de 220 millones de euros. Asimismo, el carbono que les da su color evita también la degradación por rayos UV, triplicando así la vida útil del plástico. "El agua estará cubierta por estas bolas durante los próximos diez años. Después las sustituiremos por otras nuevas", aclara Harasick.