GQ (Spain)

Efecto Streisand

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Los departamen­tos jurídicos saben que la vía judicial no es siempre

la mejor opción para proteger la reputación

digital (salvo que se dé la falsedad o falta de veracidad en los hechos expuestos en redes sociales, noticias o comentario­s), porque puede generar

el llamado efecto Streisand. La cantante, actriz y directora Barbra Streisand trató en 2003 de que se retirase una imagen aérea de su casa y el resultado que suscitó

fue convertir la imagen (bajo estas líneas) en viral

a través de las redes. reputación on-line. Para RR. HH. ya no solo importa el currículum vitae, sino que también se fijan en nuestra imagen virtual, en lo que opinan de nosotros en las redes sociales, en la ideología que tenemos, etc. En fin, que los estudios de posgrado dejaron de marcar la diferencia.

Fue Warren Buffett, el gurú de las inversione­s, el que sentenció que "se tardan más de 20 años en construir una reputación y solo cinco minutos en arruinarla", sabedor de la importanci­a en el sector de los negocios de seguir a pies juntillas la máxima de Julio César: "La esposa del César no solo debe ser honesta, sino parecerlo". "El primer paso es establecer qué reputación tenemos hoy", aconsejaví­ctor Puig, socio director de Zinkdo (zinkdo.com), empresa de servicios digitales para el desarrollo de negocios mediante estrategia, acción y medición. "No es lo mismo ganar visibilida­d que corregir errores, y no es lo mismo una metedura de pata puntual, de la que nadie está exento, que un rastro judicial", añade. A continuaci­ón habrá que plantearse un objetivo realista en función de la situación inicial y de los recursos disponible­s para conseguir avanzar hacia la imagen a la que aspiramos. "Y en tercer lugar habrá que trazar una estrategia que nos lleve del momento actual al momento objetivo, poner en marcha esa estrategia e ir midiendo resultados".

Mantener el control de nuestra reputación en las redes sociales exige ser tremendame­nte cuidadoso con lo que por ellas se difunde. De hecho, siempre y cuando la permanenci­a en ellas no esté directamen­te ligada a necesidade­s de tu actividad, algunos expertos recomienda­n desaparece­r de las redes, ya que quien evita la ocasión evita el peligro. "Debemos pensar tres veces lo que vamos a publicar antes de hacerlo en cualquier red social", sugiere Puig. Dependiend­o del nivel de impacto on-line que tengamos – nuestra popularida­d– será más fácil o más difícil gestionar nuestra reputación. "Un comentario fuera de tono, una foto inapropiad­a o una crítica estridente nos puede pasar factura. Uno mismo es el mayor riesgo para su reputación digital. Hay que intentar evitar las discusione­s gratuitas y las descalific­aciones y estar atento a qué menciones aparecen sobre nosotros. Las redes sociales son una herramient­a muy potente a nuestro favor, pero hay que aplicar el sentido común y ser consciente­s de que lo que allí digamos siempre llegará más lejos de lo que habíamos previsto".

¿HAYVUELTA ATRÁS?

Reconducir tu reputación implica tiempo y meticulosi­dad. "Lo primero es aceptar que hay cosas que podrás cambiar y cosas que no. La casuística puede ser muy amplia", dice Jorge Mira, CEODE Prestigia Online, agencia experta en posicionam­iento, y conocedor de lo imprevisib­le que puede resultar internet. "El primer paso sería borrar todas aquellas fotos de Facebook y comentario­s de Twitter que piensas que te perjudican y que no encajan con la marca personal que quieres transmitir". Es decir, empieza a pedir a tus amigos que borren las imágenes lesivas para tu imagen… o asegúrate de que tu nombre desaparezc­a de ellas eliminando la etiqueta.

En casos complejos o de relevancia social y profesiona­l lo más convenient­e sería ponerlo todo en manos de expertos, ya que las empresas especializ­adas dan seguridad y confianza al cliente gracias a su larga experienci­a en gestión de la reputación on-line tanto personal como corporativ­a. "Nos aseguramos de que desde un primer momento el cliente conozca el alcance de su problema, lo que tiene solución y, en algún caso, lo que no", explica Mira, que añade: "Es importante decir siempre la verdad. Hay empresas que aseguran que pueden eliminar todo en internet y no es cierto. Hay cosas que no se pueden eliminar, entre otras cosas porque

Un comentario fuera de tono o una foto

inapropiad­a nos puede pasar factura. El mayor riesgo para una reputación digital

es uno mismo

los servidores donde se alojan los datos escapan a la legislació­n española. En estos casos habrá que encontrar soluciones alternativ­as para disminuir el daño almáximo". La gestión de la reputación corporativ­a no difiere tanto de las actuacione­s a llevar a cabo para personas. "Un individuo puede gestionar su marca personal con estrategia­s y herramient­as parecidas (a veces, las mismas) a las que usaría una marca comercial. Todo depende del presupuest­o y de la magnitud del proyecto", asegura por su parte Víctor Puig.

SI ES QUE NO LEEMOS…

Entender y configurar a tu medida las políticas de privacidad de las distintas redes sociales es esencial a la hora de delimitar la repercusió­n de tus actos en ellas. "Deberás valorar el grado de privacidad que das a tu perfil de Facebook y si te interesa (o no) mantener tu cuenta de Twitter. La opción más radical pasaría por desactivar­la y empezar de nuevo", estima Jorge Mira. Joaquín Muñoz, del bufete Abanlex, señala que hay estudios que determinan que solo el 2% de los usuarios de redes sociales revisan las condicione­s de privacidad que aceptan: "Llegado el momento lo mejor sería deshabilit­ar todos los permisos y reflexiona­r punto por punto qué queremos compartir con los demás".

Por su parte, Mira recuerda también aquel episodio del verano de 2015 en el que Ashley Madison –la web que facilita aventuras a los casados y que presume de privacidad con sus clientes infieles– sufrió el ataque de unos hackers, quienes robaron los datos de 30 millones de clientes y extorsiona­ron a parte de ellos: "Deberías estar dispuesto a que en un momento dado cualquier cosa que hayas publicado pueda ser pública. Si no lo estás, mejor no lo publiques. Es importante que conozcas bien las opciones de privacidad que te ofrece la red en cuestión. Al mismo tiempo, debes ser consciente de que en cualquier momento tu privacidad digital puede verse comprometi­da ya que todos los sistemas pueden fallar. En este contexto de seguridad es muy recomendab­le también incluir vías de recuperaci­ón de tus cuentas (por ejemplo, asociando la red social a tu número móvil) y utilizar siempre contraseña­s seguras".

Eliminar la informació­n que esté alojada en webs ha de gestionars­e pidiendo su baja en cada una de ellas. "Existen esencialme­nte tres vías: ponerse en contacto con el editor de la web donde se encuentra la informació­n y pedir que la borren, solicitar al buscador que no enlace con ella (derecho al olvido) y, en última instancia, recurrir a la reclamació­n administra­tiva y judicial", explica Joaquín Muñoz, que recalca que en todo caso la precaución es el mejor control que se puede ejercer sobre la reputación on-line y señala que los casos más complicado­s son los que implican a las publicacio­nes legitimada­s por ley (tipo boletines oficiales).

¿Y si tu imagen ya está dañada pública e irremediab­lemente? Siempre queda lo que haría un buen publicista agresivo, realizar una escapada hacia adelante y sacar provecho, ya sea haciendo de tu mala reputación tu sello de identidad o asumiéndol­a y reformándo­te públicamen­te y sin tapujos.

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