El noble (y complejo) arte de diseñar una carrera perfecta
Al nieto de la Duquesa Roja le habría encantado que alguien le ayudase a identificar su talento y su potencial antes de elegir carrera y universidad. Por eso ahora él se dedica a ello.
Llegará el día en el que nuestro protagonista, Alonso González de Gregorio y Viñamata, hijo primogénito de Leoncio González de Gregorio y Álvarez de Toledo, herede de su padre el título de duque de Medina Sidonia y otros como los de marqués de Villafranca, marqués de Los Vélez, conde de Niebla y Grande de España. Es lo que hay cuando tu casa se funde con la historia y las raíces de tu país. Sin embargo, el nieto de la inimitable Isabel Álvarez de Toledo y Maura – XXI duquesa de Medina Sidonia, escritora, historiadora, republicana, antifranquista y aristócrata atípica, la mítica Duquesa Roja– ha optado por no vivir de las rentas.
Así, este licenciado en Administración de Empresas –máster en Planificación energética y máster en Psicología– es, a sus 32 años, el director asociado de The Georgian Manor House, una consultoría de orientación educacional ideada para acompañar a estudiantes desde la infancia hasta las mejores universidades del mundo, de Oxford a Columbia pasando por el Instituto Tecnológico de Massachusetts, la Parsons School of Design de Nueva York o la University College de Londres, entre otras muchas. Unservicio elitista que ayuda al joven a encontrar su vocación y le dibuja un itinerario educativo a medida para llegar hasta las puertas de la institución exacta.
GQ: ¿Qué te llevó a crear The Georgian Manor House? A. G.: Estaba en Dinamarca estudiando Planificación energética. Un día nos llevaron a visitar una planta, mis compañeros estaban emocionados, pero yo en lo único en lo que pensaba era en quitarme aquel casco y salir de allí. Me di cuenta de que estaba allí porque me habían convencido de que aquel era un sector con futuro,
con dinero. Pero no era lo mío y pensé: ojalá alguien me hubiese ayudado a detectar y a sacar a relucir mis potenciales. GQ: ¿Qué hace de la tuya una consultora diferente? A. G.: Fuimos los primeros. Inventamos un concepto que no existía. Estaban las típicas agencias para estudios en el extranjero a las que uno llegaba por lo que le decía un vecino, un compañero o lo que había leído en la prensa o visto en televisión. Uno se orientaba pero sin coherencia. Quisimos crear un servicio que determinara a nivel científico el talento y la vocación del alumno, con el fin de diseñar un itinerario a medida y marcar un objetivo a largo plazo. GQ: ¿Solemos confundirnos mucho al buscar nuestra vocación? A. G.: Muchísimo. Cuando un alumno llega a nosotros nos cuenta lo que él cree que tiene que hacer en la vida. A partir de ahí empezamos las evaluaciones a través de entrevistas y juegos con un equipo de psicólogos. Trabajamos el desarrollo del alumno en etapas. De los 7 años a los 16 nos centramos en descubrir su talento real, en qué áreas brilla naturalmente para empezar a estimularle. Y luego, entre los 16 y los 19, pasamos a fijar la meta a largo plazo. Para entrar en la mejor universidad, esa que nos va a permitir optar a la bolsa de trabajo que nos interesa. Todo cuenta, empezando por las calificaciones. Es duro, pero hay que comenzar a construir lo antes posible y corregir todo lo mejorable. GQ: Obviamente hablamos de familias con alto poder adquisitivo, ¿no? A. G.: Sí. Estudiar bachillerato en el mismo país en el que queremos que nuestro hijo curse la universidad no es barato; pero también es cierto que hay otras opciones, como reforzar el estudio aquí en periodos de vacaciones para llegar absolutamente preparados en función de la opción elegida. Hay padres que me dicen: "Pero no hará falta ir a una universidad tan buena". Y siempre respondo que sí hace falta ir a la mejor si lo que se quiere es acceder a una bolsa de trabajo de primer nivel. GQ: ¿Eres de los que piensan que las nuevas generaciones tienen problemas de vocación y motivación? A. G.: Lo que percibo es que no saben lo que es el sacrificio. Todo cambia, claro, pero es cierto que los jóvenes de hoy lo tienen todo más fácil y están demasiado acostumbrados a decir: "No sé hacer esto"; y a que se les responda: "Pues no lo hagas, haz otra cosa". La generación que sube es la de la desilusión, personas que no quieren invertir su energía porque no saben realmente si les va a servir para algo. Están un poco perdidos. GQ: Y ahí entras tú… para motivarlos. A. G.: Claro. Es lo más importante. Me encuentro con padres que me dicen que sus hijos no tienen talento. Pero eso nunca es cierto. Todos brillamos en algo. El gran drama es que no lo sepamos detectar. Un talento que no aflora es un talento perdido. GQ: ¿Y cómo te las ingenias para estar al día de todos los planes de estudio de las mejores universidades del mundo? A. G.: Contamos con un equipo de consultores que busca esa información. Es vital conocer a la perfección qué pide cada centro, cuáles son los requisitos académicos, los extracurriculares… En EE UU, por ejemplo, hay más de 8.000 universidades, solo vamos a relacionarnos con las más competitivas, con las más difíciles, y hay que hacerlo impecablemente. GQ: Te has formado en seis universidades, hablas cinco idiomas y comenzaste tu carrera en el seno del grupo Louis Vuitton Moët Hennessy, primero en Suiza y luego en Francia. ¿Qué tal la experiencia? A. G.: Me encantó esa etapa. Trabajé para el departamento de innovación desarrollando productos rompedores, raros y divertidos. Yo era un mandado que hacía lo que le decían. Recuerdo especialmente el lanzamiento del Monaco QE4, un reloj que tenía una masa oscilante lineal que parecía el motor de un coche, o el Meridiist, el smartphone de TAG Heuer del que tanto se habló. Lo pasé genial.
1.
ES MUY IMPORTANTE tener en cuenta el tamaño del país asiático: allí caben 1.350 millones de personas. En términos de mercado es casi lo equivalente a sumar todo EE UU (320 mill.), toda la Unión Europea (508 mill.) y toda América Latina (620 mill.) Es como un planeta paralelo de consumidores dentro de un solo país.
2.
EL CAPITALISMO en China es muy particular. Teóricamente es una economía de consumo, pero el Estado mantiene controles sobre prácticamente todo el mercado con regulaciones estrictas.
3.
DESDE 2008 es el mayor exportador mundial de bienes por delante de EE UU.
4.
EL ESTADO, con la SASAC, siglas en inglés de la comisión para la supervisión y administración de los activos del país, participa en 112 empresas estratégicas como China Mobile Communications, Air China (línea aérea), Sinopec (petrolera), China Power Investment (energía)
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