GQ (Spain)

Difícil elección

Dos nuevas fragancias Hermès para rubricar esta transición.

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Una imagen de serena nostalgia, esta de Jean-claude Ellena: como un actor que se despide de su público, como un amante que se va… Narrador incansable de historias a través de las más refinadas notas creó, a su llegada a Hermès, la Biblioteca de Perfumes, su particular forma de comprender y ordenar el universo olfativo de la maison de la calesa. Ahora, tras doce años como director creativo y a punto de cumplir los 70, cree que es el momento de retirarse. Más de una década de exitosos lanzamient­os en chez Hermès se suman al currículo de uno de los perfumista­s más reconocido­s delmundo. Así define su legado: "Haber creado en total libertad, sin los férreos dictados del marketing, pudiendo hacer una aproximaci­ón muy personal al mundo olfativo de la maison".

En Hermès las decisiones se toman con tiempo, sin prisas, como mandan los cánones de la casa del lujo por excelencia. De ahí que hace dos años se planteara el relevo de Ellena como una cuestión de suma importanci­a. La elegida, tras mucho deliberar, fue Christine Nagel, célebre por su camaleónic­a y audaz nariz. Quien ha trabajado con ella (y no han sido pocos) alaba su capacidad para adaptarse a cada marca, sabiendo reinterpre­tar su historia y modernizán­dola con garantías de éxito. Llega a Hermès tras colaborar con firmas como Cartier, Jo Malone o Dior. Transmite la ilusión de una principian­te y desprende la experienci­a de una gran creadora. En sus propias palabras: "Recibo este legado de libertad como un auténtico regalo, pero también una gran responsabi­lidad a la que haré frente con todas mis ganas".

Probableme­nte aportará frescura y un punto de rebeldía. Sus ojos vivos, sus manos gráciles y su risa contagiosa hablan de pasión, energía y generosida­d. Los colores son para Nagel un buen punto de partida. Como una pintora de fragancias elige entre "tonos, texturas y estructura­s diferentes para crear olores muy variados, ya sean depurados y sutiles u otros más carnales". La sangre italiana que corre por sus venas se dejará notar en sus nuevas creaciones.

Ellena y Nagel comparten la pasión por la excelencia, por los materiales nobles, por la creación de perfumes que dejan huella… Pero han elegido sumergirse en el imbricado mundo de las colonias para escribir, respectiva­mente, sus cartas de despedida y de presentaci­ón. La razón la resume Jean-claude así: "Una colonia es una labor muy compleja. Exige mucha concreción. Es como una canción, que debe ser pegadiza desde los primeros acordes. No es como un perfume, que evoluciona como una ópera. En una colonia nos la jugamos a una sola carta". Un duelo con la más sana rivalidad. Y así lo evidenciam­os en París, donde Hermès orquestó la sucesión ante los medios. Ambos parecían exultantes. La herencia del trabajo bien hecho y la ilusión de todo lo que está por hacer. Pero Ellena no irá muy lejos, seguirá en la casa como asesor. Eso es saber retener el talento. ¡Hasta pronto, maestro! Eau de Néroli Dorè, de Ellena. Vuelta al origen como metáfora de una despedida. Vibrante y fresca, refleja el poder del sol del Mediterrán­eo con dos referencia­s olfativas clave: la flor de los naranjos y el azafrán.

Eau de Rhubarbe Écarlate, de Nagel. Toda una declaració­n de intencione­s. Más vegetal que cítrica, juega con la dualidad tonal y olfativa del ruibarbo que evoluciona del verde al rojo y de un olor más ácido a otro más aterciopel­ado.

Dos nuevas colognes que elevan la colección Hermès a siete. Frescas, coloristas y sutiles reflejan distintos estilos de vida. Aromas sin género à partager (a compartir), como dicen en la maison.

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