el yogui volador
Youtube, Instagram y Tumblr han convertido a Patrick Beach en un yogui global e itinerante. Seattle es su base. Su aula, el mundo. Su elemento, el aire.
En su agenda para el próximo mes hay fechas en Dubái, Goa, Melbourne o Singapur. Le esperan sus alumnos/seguidores para disfrutar de uno de sus cotizados workshops de vinyasa yoga. Famoso por sus posturas que desafían la gravedad, es el hombre adecuado si lo que uno necesita es flotar. De paso por Barcelona, Patrick nos atiende en Le Garage, la escuela de yoga de la modelo Veronica Blume, donde charlamos sobre la aparente contradicción entre lo que se supone que debe ser la tranquila vida de un gurú y el ritmo frenético de un líder digital. "Es fácil, solo tienes que tomarte un tiempo para ti mismo. El principio del yoga es aprender qué necesitas para estar bien en tu vida cotidiana. Para eso, conocer tu cuerpo es fundamental. Cuando viajo procuro cuidarme mucho. Veo lo que necesito en cada momento y me dedico tiempo para conseguirlo. Tengo una rutina diaria que me ayuda y que cambio en función de las circunstancias. La comida es muy importante. Cuando viajas has de buscar la forma de comer cosas naturales, lo mejor es la comida local, las cosas frescas de temporada del sitio donde te encuentras".
Frustrado en sus inicios porque el tipo de yoga que aprendía no le funcionaba, poco a poco empezó a buscar las posturas que conectaban mejor su cuerpo con su mente hasta dar con un estilo propio, que resultó ser aéreo, trabajando sus brazos y sus manos. De ahí su fama de yogui volador: "Al principio me requería un gran esfuerzo físico y eso me llevaba a practicar más. Después me sedujo el nivel de concentración y la conexión que podría encontrar entre mi cuerpo y mi mente". Ahora, es una estrella planetaria que fluye entre lo mediático y lo espiritual.