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os hombres y dos mujeres componen el cuarteto de voces singulares que interpreta para GQ las claves relojeras en un año para el que los gurús del sector vaticinan perspectivas halagüeñas. A pesar de las tensiones políticas, económicas y financieras mundiales, se auguran buenos resultados. Como apunta Yann Reznak, gerente de Grassy, después de un periodo boyante, en el que se temía que la burbuja relojera estallara, "se ha establecido una calma en la que las marcas parecen más que nunca sólidamente asentadas". Y, aunque el modelaje no experimenta cambios significativos –antes bien, se recurre a los archivos de las casas para reeditar grandes clásicos–, la mecánica y la innovación en el ámbito de los nuevos materiales sí tiende a expandirse. Y en esta corriente reformadora es donde firmas que marcan tendencia, como las que integran el grupo Fossil, dan un paso al frente "apostando por la innovación, buscando capturar la singularidad de los consumidores", en palabras de Álvaro Blanco, "y se lanzan a la era tecnológica reinterpretada en clave de moda". Y es que mucho saben los miembros de nuestro cuarteto sobre un sector en el que llevan ejercitando sus voces durante años, ya sea en joyerías de patrimonio familiar y gran tradición –como Susana Perodri– o en casas internacionales tan prestigiosas como Audemars Piguet –donde Carmen Sáenz se siente como pez en el agua en un mundo cada vez menos masculino–. Todos ellos entonan a la perfección la sonoridad de una palabra clave: pasión.