El secreto, en el detalle
más importante de Alemania. Separados por un océano y sin conocerse de nada, ambos dieron pasos decisivos para crear las bases de la vestimenta moderna: uno convirtió un accesorio inútil en un elemento lleno de significado y otro comenzó a confeccionar trajes para hombre con artesanía tecnológica.
Casi diez décadas después, el servicio Boss Made to Measure encarna el valioso saber de aquel año decisivo. Los herederos de Hugo Ferdinand Boss han ordenado y perfeccionado la magia de una técnica sartorial con escasos precedentes: el traje como declaración de intenciones, la camisa como base y el abrigo y los accesorios como esmerados toques finales. El servicio de trajes a medida Boss Made to Measure, que se estrena este mes en las nuevas tiendas de la firma en Madrid (c/ Serrano, 28) y Barcelona (pº de Gracia, 71), ofrece la posibilidad de personalizar un conjunto único y exclusivo.
Todo comienza con la toma de medidas y la selección de telas de un rango aproximado de 250 opciones, entre las que se encuentran la raya diplomática o el microestampado de espina de pez. El cliente elige a continuación cada uno de los elementos, desde los bolsillos a los botones (nácar, marfil o asta de búfalo, entre otros). Cada diseño se confecciona a partir de 180 piezas individuales en los talleres de Metzingen, Alemania, y el proceso culmina en apenas cinco semanas, cuando el encargo llega a la tienda y se hacen los últimos retoques. El servicio incluye además la posibilidad de hacer lo propio con camisas, abrigos o corbatas. Por supuesto, todo a medida.
Dicen que la elegancia es el arte de no actuar como los demás pero haciendo creer a los otros que uno es como ellos. Por eso la confección a medida tiene tanto valor: sirve para fingir ser como los demás, vistiendo de manera diferente. Y siempre mejor. Exactamente tal y como imaginaron Langsdorf y Boss en 1924. La personalización de los trajes incluye la posibilidad de coser la firma del cliente en el interior de la chaqueta o bordar las iniciales en los frontales de la camisa y los puños. Hay otros detalles que no son una opción: los bajocuellos siempre se hilvanan a mano a partir de forro irlandés y cashmere para garantizar una silueta impecable. Las corbatas también tienen su propia manera de proceder: cada uno de los diseños, de cinco pliegues, está forrado con pura lana virgen en varias longitudes y anchuras.