Una pizca de luz
Andalusí gastronomía resucita la Noor Paco Morales restaurante natal con el historia desde su Córdoba tradición e Platos con ('luz', en árabe). modernidad. centelleante de iluminados
Edel fulgor que desprende el Patio de los Naranjos de Córdoba se tiñe
penumbra cuando uno atraviesa las celosías que dan paso a su universal mezquita. Juegos de luz y de sombras. La sencillez de la decoración externa frente a la riqueza del interior. Algo así se siente al entrar en Noor (pronúnciese 'nur', por favor), el templo gastro que Paco Morales ha construido en su ciudad natal sobre los cimientos de la cocina andalusí clásica y los sabores de la Córdoba del siglo X , un tiempo en el que lo más culto y refinado del mundo conocido se concentraba en torno al poderoso Califato de los Omeya. Recetas que bien podrían haberse sazonado en las lujosas cocinas de Medina Azahara, aunque readaptadas –lógicamente– al gusto presente con esas técnicas de vanguardia que Paco Morales lleva años asimilando (pasó por los fogones de Mugaritz o elbulli, nada menos) y perfeccionando en su propio estilo (en hotel Ferrero, por ejemplo, donde obtuvo una estrella Michelin). Se trata de una apuesta arriesgada y valiente que el chef ha querido ubicar en el mapa sentimental de su infancia, el barrio del Cañero –en la Córdoba real–, no muy alejado en cualquier caso de las callejuelas estrechas que pisaron poetas nazaríes y matemáticos judíos. En Noor cobra especial relevancia el espacio (con capacidad para 30 comensales), la presentación de los platos –que recrea el cruce de culturas hispano-musulmán– y la decoración, obra del estudio Ggarchitects y Levantina, un juego constante de formas geométricas árabes y diversos acentos de luz tamizada. Así es Córdoba. ¡Ozú, qué caló! ¡Y qué sabor!