Salvaje 'rentrée'
Sandro Silva, el rayo que no cesa, vuelve a la carga con su cuarto y último restaurante lleno de magia.
paraguas amazónico
–de deslumbrante puesta en escena– se cobija una sinfonía de asados nada más atravesar el umbral: espetos malagueños, hornos tandori, parrilla argentina, rodizios brasileños… Todo un escaparate culinario mundial con sabores de Tailandia, Perú, China o Japón. Sandro Silva, cocinero iluminado y brillante empresario, y Marta seco, su mujer y alma máter del negocio, son los felices propietarios de El Paraguas (abierto en 2004), Ten con Ten (2010) y Quintín (2014). Giovanni Campoo es el cocinero jefe al frente de un equipo de chefs internacionales. ¡Ah! Y en la planta baja: deslumbrante Club de Jazz. Las joyas: carabinero de la Garrucha al espeto, palmito fresco de pupunha, ancas de rana con salsa de mango y picana.
70-90 €. El Grupo Álbora acaba de abrir este luminoso local, decorado con materiales nobles, donde el producto de alta expresión con guiños de modernidad es la gran apuesta. Juan Antonio Medina, tras diez años en Zalacain, es el chef que inaugura este nuevo experimento: cocina en directo para 22 comensales con menú cerrado en la sala principal y a la carta en los reservados. Jorge Dávila es el director y al frente de la bodega encontramos a Valerio Carrera (un sumiller de narices) y su esmerada bodega con más de 700 referencias. Imprescindibles: flan de changurro con aromas de Jerez, cabezada Joselito a la brasa y gamba roja con tendones de ternera.
65-90 €.
que logró su primera estrella Michelin en 2014 para su restaurante La Cabra, continúa en pie de guerra y abre este interesante local. Con una apuesta de vanguardia, sin abandonar sus raíces manchegas, apuesta por un producto de calidad con permanente innovación. No tiene carta, solo dos menús degustación con guiños a distintas comunidades españolas y diferentes países en los que ha hecho parada y fonda. La cocina está integrada en una sala moderna en la que grandes y sofisticadas columnas de madera mandan. Diego Tronco ejerce como jefe de sala y sumiller. Caprichos: ostras, encurtidos, causa limeña, pulpo seco a la parrilla, tajín de molleja o goulash de carrillera. Precio: 80-120 €. En este palacete del siglo XVI encontramos el restaurante Agua, un lugar mágico protegido por frondosas buganvillas. Su chef, Keril Gómez, un destacado alumno de la primera promoción del Basque Culinary Center, ofrece una cocina tan original como apegada a la isla. Los bocados: emparrillado de verduras de la huerta, raya a la plancha y cordero confitado. Precio: 60 €.