GQ (Spain)

Mitologías

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estadio Bernabéu debe su nombre al presidente que más tiempo ha estado al frente del Real Madrid. Hijo de una época, Bernabéu falleció cuando la época terminó con él, es decir, con la llegada del régimen del 78. Durante su mandato, el Real Madrid ganó 16 ligas españolas, media docena de copas de Europa y dos huevos duros. El argumento que imperaba en la época era testicular, hay que hacerse cargo.

Como quiso la leyenda, fue durante su presidenci­a cuando se construyó el estadio que lleva su nombre. Un templo bautizado con el apellido patriarcal de un hombre que se encendía los puros con billetes. Billetes y puros, con esas dos palabras bien se podría titular la vida de Santiago Bernabéu. Llegaba a tanto el vicio de Santiago Bernabéu que nombraría vicepresid­ente a Paco Muñoz Lusarreta porque era su proveedor de habanos. Suele pasar cuando un hombre importante tiene adicciones, que el camello ocupe un puesto cercano.

Pero si hay algo por lo que Santiago Bernabéu será recordado, más allá del estadio y de los camellos, ese algo va a ser la relación mitológica con Di Stéfano, cercana a la de un Saturno devorando a su creación. Porque fue Santiago Bernabéu el creador del mito de la Saeta Rubia o eso dio a entender cuando, llegado el momento, se lo puso fácil a su creación para que abandonase el club y fichase por el Español. Fue en 1964, jugándose el Real Madrid su séptima final de la Copa de Europa en Viena contra el Inter. El equipo merengue acabaría perdiendo y Santiago Bernabéu cerraría un episodio histórico para el club.

Se necesita un chivo expiatorio, un pararrayos de tensiones o, mejor, que sean dos. Volviendo a los huevos duros, Santiago Bernabéu los pone sobre la mesa del despacho y decide que el jugador que va a acompañar a Di Stéfano va a ser el guardameta Vicente, que ya estaba advertido y, además, ya se sabe que el portero siempre carga con más responsabi­lidad que cualquier otro jugador. Nunca podrá parar el complejo de culpa.

Bernabéu, en tono patriarcal, con los huevos duros golpeando la mesa del desel pacho, va y le dice a Di Stéfano que está decidido a crear la figura de mánager general con poderes. Le dejaría a Di Stéfano el mismo sueldo que tenía como jugador pero lo más importante es que también le dejaba elegir al técnico. En esos momentos, el técnico era Miguel Muñoz que, en su informe sobre el partido contra el Inter, había pedido la cabeza del futbolista. A Di Stéfano solo le quedó huir del club pues su verdadera batalla estaba en los campos de fútbol. Así fue como Santiago Bernabéu acabó con la temporalid­ad de un mito y, por equivocaci­ón, pues no era su intención, lo convirtió en leyenda.

Lo que pocos saben es que el episodio recién cerrado tuvo comienzo un par de años antes. El conflicto surgió por unas medias femeninas, algo que hasta entonces solo había pasado entre jugadores de equipos contrarios. Las medias eran de la marca Berkshire y la historia bien merece ser contada. Son principios de los 60 y Di Stéfano, el astro argentino afincado en España, acepta la oferta para publi-

"Lo que molestó al presidente Bernabéu fue que, de cintura para arriba, Di Stéfano vistiese la camiseta del Real Madrid"

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