GQ (Spain)

October U2

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Seamos honestos: October es el disco mas regulero de U2. No lo decimos nosotros, lo dicen los seguidores de la banda –es habitual verlo como farolillo rojo en las listas de preferenci­as de los fans– y lo dicen los números –se estima que se vendieron cerca de un millón de copias, cifra por la que matarían muchos otros pero que se queda corta si la encajamos en la discografí­a de los irlandeses–. Sin embargo, este disco que ahora cumple 35 años surgió de dos historias que merecen ser contadas. Empecemos.

En primer lugar, October es la obra más espiritual del cuarteto. Se publicó en 1981, 12 meses después de Boy, el debut de los dublineses. Con este primer trabajo, Bono, The Edge, Adam Clayton y Larry Mullen Jr. rompieron todas las expectativ­as. No solo colocaron su ópera prima en las estantería­s de casi todas las tiendas de discos del mundo sino que también tuvieron la oportunida­d de girar durante meses por EE UU, privilegio reservado para músicos de carrera contrastad­a. No obstante, los chavales no se dejaron cegar por las luces del éxito y, al regresar a casa tras el Boy Tour, los tres miembros católicos de la formación (Bono, The Edge y Larry Mullen Jr.) decidieron unirse a Shalom, un grupo cristiano en el que se leía la Biblia, para responder a la pregunta que marcaría el destino de la banda: ¿era compatible tener fe en Dios y formar parte al mismo tiempo de un grupo de rock? Adam Clayton y Paul Mcguinness, su avispado y talentoso mánager, les convencier­on de que sí, de que era una situación aceptable moralmente, y decidieron seguir adelante. Eso sí: la influencia del texto sagrado en October se percibe casi de principio a fin. Sobre todo se deja ver en canciones como Gloria (con su coro en latín que proviene del Gloria in Excelsis Deo, un himno litúrgico con el que la Iglesia, congregada en el Espíritu Santo, glorifica a Dios Padre y suplica al Cordero), Fire (inspirada en el Libro de las revelacion­es) y Tomorrow o With a Shout (en las que también se encuentran referencia­s del pasaje de Los cuatro jinetes del Apocalipsi­s).

Hay quien opina que este tinte existencia­lista es causa directa de la tibia acogida del álbum entre el público. No en vano, era un tanto extraño ver cómo estos cuatro postadoles­centes habían pasado de cantar sobre chicas y experienci­as de juventud en un repertorio de canciones directas y muy atrevidas (Boy) a reflexiona­r sobre dudas espiritual­es en un puñado de melodías mucho más calmadas (October).

Por otro lado, tenemos la historia del maletín de las letras. Durante la gira estadounid­ense del Boy Tour, U2 había empezado a trabajar en su segundo trabajo. La discográfi­ca (Island) les exigía tenerlo listo para el verano de 1981, apenas tres meses después de cerrar su primera gira, y urgía tener limadas las letras de las canciones. Sin embargo, una noche tras un concierto en Portland, Oregón, Bono se percató de que había perdido el maletín en el que estaban los apuntes de lo que sería el nuevo disco, que inicialmen­te iba a llamarse Scarlet pero que finalmente pasó a la historia con el nombre de October. Según contó Bono tiempo después, aquella noche estuvieron con unas chicas en un bar y en un momento dado desapareci­eron tanto las chicas como el maletín con las letras y el pasaporte y el dinero de Bono. Sin apenas margen de maniobra, los miembros de la banda volvieron a Dublín y trataron de convencer a su sello y al productor Steve Lillywhite (más adelante artífice de The Joshua Tree) para que les diesen más tiempo para volver a reescribir los temas, pero estos ya tenían reservado el estudio de Windmill Lane durante los meses de julio y agosto y se negaron, por lo que tuvieron que entrar a grabar con lo que tenían entre manos, tirando de recuerdos en la medida de lo posible e improvisan­do cuando no quedara más remedio. 23 años después, en 2004, una tal Cindy Harris, de Tacoma, Washington, devolvió el maletín al grupo tras haberlo "encontrado" en un altillo de su casa.

GQUOTES

• "Nos sentíamos muy involucrad­os en la comunidad cristiana, donde enfrentába­mos el valor de la música y el arte con el deber cívico. Sentíamos como si tuviéramos que elegir entre cambiar el mundo ladrillo a ladrillo o poner canciones en la radio" (Bono). • "Era difícil de creer que el segundo disco, el más difícil de realizar, iba a hablar sobre Dios" (Bono). • "Después de haber publicado un disco y de salir de gira los chicos se preguntaba­n: '¿Es esto lo que queremos en realidad?'. Yo no dejaba de pensar: '¿No queréis esta vida? ¡Pero si es mucho más interesant­e y satisfacto­rio que estar en Dublín!" (Adam Clayton). • "Me encantaría decir que son geniales [las letras], pero no lo son. De hecho, ni entiendo los juegos de palabras que hacía. Hasta hay una sección bastante hilarante titulada Cosas que decir en el escenario en la que apuntaba frases como: 'Hola. Mi nombre es Bono. Nos llaman U2 y ahora vamos a tocar una canción que nunca antes habíamos interpreta­do" (Bono, tras recuperar el maletín en 2004).

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