Este cóctel tiene premio
GQ asiste a la final de la World Class Competition, los juegos olímpicos de la mixología.
En Miami hace un calor que se puede masticar. Una semana antes de que llegara el huracán Matthew, la ciudad ya parecía prepararse para su llegada con tormentas eléctricas que rompían el cielo y chaparrones que permitían que la humedad tropical desapareciera por algunos minutos. Sin embargo, en el 1 South Beach, el flamante hotel que acogía la final de la World Class Competition, la temperatura del aire acondicionado hacía que los casi 900 asistentes a este certamen para escoger al mejor bartender del año deambuláramos cuatro días como pingüinos, y no precisamente por la etiqueta.
La novena edición de este certamen que anualmente reúne a los escogidos de diferentes países (este año eran 56 candidatos y, entre ellos, representando a España, Adriana Chía) nos iba a deparar jornadas de duras pruebas (duras para los candidatos, el resto solo aplaudíamos y a veces probábamos los cócteles) y la constatación de que el futuro de la coctelería está en buenas manos.
El certamen, orquestado por la la división de bebidas premium de la multinacional Diageo a veces parece una especie de reality, solo que sin cámaras. Los finalistas se mezclan con jueces, distribuidores, periodistas, brand ambassadors, maestrosdestiladores,gurús yclientes…todosidentificadosconpulserasde colores y atendiendo el programa gracias a una app específicamente diseñada para el evento y dirigida por una organizaciónimpecableque incluye unos token para quecanjeemosporcócteles por si nos quedamosconganasdemás...
EL EQUILIBRIO
"Para hacer un cóctel solonecesitastrescosas: alcohol, críticos y azúcar", dice Jorge Pineda, senior brand ambassador de Diageo, y uno de los encargados de tutelar a Adriana Chía, del local barcelonés Solange y que ganó el campeonato nacional en el mes de julio. "La cuestión es que esté equilibrado", añade. Y aprendo que con esa frase puedoopinarsinquesenotelapocaideaque puedo tener al respecto. Un cóctel puede ser infinitas cosas, repleto de notas, acideces, retrogustos o presentaciones. Todo es muy sencillo y muy complicado a la vez, pero el equilibrio es la base de todo, y aquí todo el mundo parece estar de acuerdo.
Sin embargo, para ser un bartender de primera, hace falta mucho más que buenas dotes para mezclar. La particularidad de este certamen la explica Massimo Max La Rocca –brand ambassador de Western Europe de Diageo y coordinador de 16 países, amén de haber obtenido el 3er puesto en 2010–: "Lo que diferencia esta de otras competiciones, es que hace una valoración de 360 grados del barman: aquí puntúa la técnica, la velocidad, los sentidos, la empatía, y sobre todo la actitud". En definitiva, resume a los miembros de este gremio como "profesionales de la hospitalidad".
TALENTO FRENTE A LA BARRA
Para determinar quién es el mejor bartender del mundo en cuatro días, las pruebas se suceden a un ritmo endiablado: las dos primeras jornadas dejarán fuera a la mayoría, solo pasan 12; el tercero, solo 6, y el último día se desvela el nombre del mejor este año laganadorafueunamujerporprimeravez:la francesa, Jennifer Le Nechet. De modo que el combate resulta arduo, y a la vez animado por diferentes mesas redondas, conferencias y encuentros de diversa índole entre asistentes. Todos aprendemos algo.
Desde el principio queda claro que esto no es Operación Triunfo; sin embargo, aquí también se percibe la ilusión expectante de cualquier aspirante a ganar un concurso (aunque curiosamente la edición 2015 tuvo su propio reality): los finalistas se animan, se abrazan, aplauden sus logros o se consuelan como si fueran familia.
La española Adriana Chía, aunque no logró pasar a la semifinal reconoce haber cumplido un sueño que apenas tuvo tiempo de imaginar. A sus 23 años, esta diseñadora gráfica y ex bailarina, logró en apenas seis meses de preparación ganar la competición en España (animada, eso sí, por el propietario de su local y mentor, Alfredo Pernía). "Compartir esta experiencia con los mejores de otros países ha sido increíble. He aprendido mucho y me he conocido mejor a mí misma", confiesa la barcelonesa. Algo que suscribe Max La Rocca. "Yo sigo a muchos de los candidatos, y los hay que se han presentado hasta cinco veces en sus respectivos países. Pero cada año veo cómo maduran y crecen, como personas y como bartenders. Lo que me gusta de mi trabajo es ver cómo todos y cada uno se esfuerzan por ser mejores cada día".
EL MERCADO SE VUELVE 'PREMIUM'
La excelencia no solo es un requisito en la selección del talento, también en la materia prima. No es casual que los aspirantes trabajen con el porfolio premium de Diageo –esto es, ron Zacapa, ginebra Tanqueray Ten, whisky Johnny Walker Blue Label, tequila Don Julio, vodka Cîroc o bourbon Bulleit, entre otros.
En esta especie de showcooking constante –La Rocca se refiere a World Class como "alta cocina líquida"– se palpa el nivel de la competición. "La coctelería es una experiencia de cinco sentidos", dice Álvaro Martíncuesta, Head Bartender del hotel ME Ibiza. "No se trata únicamente de servir una copa perfecta, aquí importa desde cómo tratas al cliente hasta la música".
Entre los asistentes, cómo no, están los customers: propietarios de locales, distribuidores, conocedores de las exigencias reales del mercado. Francesc Escolà, distribuidor y propietario de Magatzem Escolà, un clásico establecimiento barcelonés, lo traduce así: "El consumidor, conforme gana experiencia, se vuelve más exigente y cuando sale espera encontrar propuestas que le sorpren-
bartender American Classics.