En contra
Greenpeace es uno de los principales actores escépticos o claramente en contra de los transgénicos. Aquí van algunas de sus razones:
• Los transgénicos no aumentan la diversidad de los cultivos, como argumentaron los Nobel en la carta que publicaron el verano pasado manifestándose a favor de estos organismos. • El arroz dorado, que en teoría ayudaría a una mejor asimilación de la vitamina A a aquellas poblaciones carentes de ella, es uno de los mayores buques insignia de la agricultura OGM. Pero no es la panacea: no hay evidencia alguna de que esa asimilación de vitamina sea mayor que con otros alimentos no modificados. Y 17 países europeos tienen prohibido el cultivo de transgénicos. • Es mentira que los transgénicos vayan a solucionar el hambre en el mundo porque a día de hoy gran parte de estos cultivos se utiliza para alimentar animales o como combustibles. La mayor pega que se pone a estos cultivos no es por razones de salud alimentaria sino por razones medioambientales. • La revista Environmental Sciences Europe publicó una carta firmada por más de 300 científicos en la que negaban el consenso sobre la seguridad de estos organismos. Ningún cultivo transgénico se ha diseñado para aumentar los rendimientos. En los lugares donde se han incrementado el motivo no ha sido la tecnología transgénica, sino la alta calidad de las variedades creadas por técnicas convencionales de mejora de cultivos. • Estos organismos no resuelven los problemas que prometían respecto a las malas hierbas y plagas. Por ejemplo, el Gobierno de Aragón (uno de los territorios de España con mayor zona destinada a estos cultivos) en su informe Resultados de la red de ensayos de variedades de maíz y girasol, campaña 2014, reconoce que "hay que hacer una profunda reflexión sobre su utilización debido a que los daños producidos por la plaga del taladro en los últimos 5 años no han sido relevantes y las producciones de las variedades convencionales han sido tanto o más altas que sus variedades transgénicas".