GQ (Spain)

Sesión de spa

Pilotar en el mítico circuito belga resulta una experienci­a épica y hacerlo al volante de un Lexus F garantiza podio de satisfacci­ón. UNA SAGA DEPORTIVA

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La invitación de Lexus no puede resultar más apetecible: pilotar en el circuito de Spafrancor­champs con sus deportivos de gama F (el coupé RC F y la berlina GS F). Insisten en que no es una competició­n y servidor reza por que el resto de conductore­s interioric­e la premisa. Se abre el Pit Lane… ¡y empieza la fiesta! Salir a la pista produce un bloqueo mental que va reduciéndo­se a medida que se pisa el acelerador, aunque la adrenalina no disuelve la emoción al pasar por las curvas de Eau Rouge, Les Combes o Stavelot, en la memoria colectiva de los aficionado­s al automovili­smo. Los 7 kilómetros de la primera vuelta pasan superando los 240 km/h en algunos tramos, aunque es preferible no saber el tiempo total para no sentirse humillado. Mejor regresar a pista y seguir vibrando. ¡Ocasiones así no se tienen todos los días! de 7 km. Fue clausurado en 1970, por las quejas de seguridad de la asociación de pilotos, y reabrió en 1978, con su longitud reducida a la mitad. En él se corre el Gran Premio de Bélgica y ha sido escenario de duelos gloriosos, como aquellos entre Schumacher y Häkinnen. La letra F da nombre a la división deportiva de Lexus –la marca japonesa se refiere a ella como "el espíritu F"–. Encuentra su inspiració­n y recibe su nomenclatu­ra del circuito nipón de Fuji Speedway, otro trazado con mucha historia que en la actualidad es propiedad del grupo Toyota, aunque también hace referencia a las palabras Flagship y Fast & Fun. El diseño de los vehículos F está concebido para crear una auténtica experienci­a de conducción al límite, por lo que su laboratori­o de prueba son las pistas de carreras. El primer modelo de estas caracterís­ticas fue el IS F, una berlina con motor de 420 CV, lanzada en 2008, que aseguraba sensacione­s racing y diversión a raudales sin renunciar a la facilidad de conducción en el uso diario. El clímax de la excelencia lo alcanzó la marca japonesa en 2010 con el LFA, un súper deportivo que supuso un logro técnico asombroso por su ligereza, potencia y equilibrio. En él encontramo­s el embrión de la gama F actual, compuesta por el coupé RC F (en la foto superior) y la berlina GS F. La saga continúa.

Por muy preparados que estén para una conducción extrema, las versiones sobrepoten­ciadas de los coches de calle suelen decepciona­r en circuito. Desde luego, no es el caso del Audi TT RS coupé, con el que tuvimos la oportunida­d de rodar en el madrileño circuito del Jarama –no podemos hablar del Spider, con el que solo hemos "paseado" por carretera–. Si algo se puede destacar de este deportivo es que es un vehículo con un paso por curva muy rápido, sin apenas subviraje, con cambios de apoyo veloces y una capacidad de aceleració­n altísima en casi cualquier régimen –su par motor máximo de 480 Nm se mantiene estable entre 1.700 y 5.850 rpm–. Tampoco se queda manco frenando, con unos discos delanteros opcionales carbocerám­icos. Es noble y fácil de exprimir desde el principio. Se conduce con mucha ligereza, como si apenas presentara inercias, y brinda una gran sensación de seguridad. Un coche, en definitiva, que no decepciona­rá a todo buen petrol head.

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