Vigilancia constante.
Tu coche se convertirá en una fuente de datos. Mientras dure la transición hacia lo robot, tu aseguradora querrá acceso a ellos. Y a tus cámaras. Los gobiernos también: cuando los coches eléctricos dominen, perderán todos los impuestos de la gasolina. Así que te cobrarán por conducir. Por kilómetro recorrido.